
Uno. Es una reforma para una mujer soltera, especialmente querida, en un piso localizado donde se pone el sol de Madrid. Es interior, configurado por tres crujías de 17 m2.
Tres. El estudio de Manuel Ocaña decidieron tres cosas. Primero, que no hubiera ni tabiques ni puertas convencionales. Segundo, que no se llegue al techo con nada opaco. Tercero, y lo más difícil, conseguir desorientarse en 50 m2.
Cuatro. Espacialmente. Se compartimenta solamente mediante muebles o mamparas de cristal y se instala un volumen de espejo de 500x221x221 cm. que esconde, despista y amplifica.

Seis. Tres seises. En esta escala de vivienda es mejor no proyectar las instalaciones por el techo, mejor que vayan por el suelo y sacarlas de las paredes. Los rodapiés contra esas baldosas hidráulicas de geometrías de colores deben ser de espejo, con ese suelo otro rodapié no tiene sentido. Y se vuelve a confirmar que un pilar en el centro de un espacio es deseable y muy útil.
Para más información visiten: Manuel Ocaña
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