La petición que recibieron los arquitectos Marta Alonso e Imanol Calderón del estudio Mayice estaba clara: convertir un adosado de los años 90 en un “espacio diáfano, con mucha luz, limpio y ordenado” como así fue, recuperando un espacio al que se ha dotado de una estética y funcionalidad propios de la época en que vivimos.


De esta manera, el mobiliario ha sido escogido cuidadosamente para cada estancia o ha sido diseñado y realizado a medida: el sofá en L está fabricado en Toledo; la mesa circular de madera ha sido diseñada y producida por Mayice junto al ebanista Frank Buschamm, y las tres lámparas colgantes también han sido creadas y producidas por los autores de la reforma, con vidrio soplado por artesanos de la Real Fábrica de Cristales de la Granja de San Ildefonso.
En la misma línea, la cocina se ha diseñado a medida con puertas correderas y lamas metálicas continuas, integrándose elegantemente en el espacio. La pared con pintura lavable facilita su mantenimiento y la encimera y la esquina que conecta con el salón están realizadas con cuarzo sintético sin juntas.

Cuidada al detalle, la iluminación se extiende en el sentido longitudinal de la planta, creando diferentes puntos de atención. Se trata de tiras de LEDs de luz cálida instaladas en un perfil lacado en blanco con difusor, un sistema que permitirá que puedan ser reemplazadas en el caso de desgaste o avería.
Siguiendo el mismo juego que en las escaleras y la cocina, en el suelo se combina la propia tarima de madera de roble existente y el pavimento continuo blanco con pintura de Canarias, la misma que se emplea actualmente en las obras de César Manrique, el conocido pintor, escultor, arquitecto y artista español originario de la isla de Lanzarote. Con este sistema de solado, el rodapié desaparece, empleando en todo el perimétro una media caña para facilitar la limpieza.

Para más información visiten: Mayice
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