Protagonista indiscutible de nuestro salón, el sofá es una de las piezas de mobiliario más importantes que podemos encontrar en nuestro hogar. En torno a él se desarrolla toda la vida social de la casa y de él esperamos no solo que refleje fielmente nuestro gusto y estilo particular, sino que esté preparado para adaptarse a multitud de funciones y soportar un sinfín de pesos día tras día sin que se degrade notablemente.

1. Tenga claro el espacio disponible para el sofá


Una vez hecho todo esto ya dispondrá de información suficiente para empezar a mirar modelos sin riesgo a equivocarse con el tamaño ya que es muy habitual que en tienda los sofás le parezcan más pequeños de lo que en realidad son.
2. Que el sofá se adapte siempre a su estilo de vida



Como conclusión, nunca está de más hacer un listado de las necesidades básicas familiares entorno al sofá pues le proporcionará información vital para que esta pieza de mobiliario sea lo más práctica y funcional posible y no se arrepienta de su elección en el futuro.
3. Un sofá de calidad es garantía de durabilidad


El sofá además debe contar con una buena base para que el asiento aguante bien los cojines y evitar que éste se deforme. Esto se consigue a base de un sistema de cinchas o muelles de acero en zigzag encajados en la estructura que en los sofás de calidad viene pegado y atornillado al armazón y no simplemente grapado.

4. Tenga en cuenta el relleno y la distribución de los cojines.

La espuma es el relleno más habitual pero tiende a aplastarse y deformarse con el paso del tiempo si no se elige una espuma con suficiente densidad. El relleno de plumas es ideal para tumbarse proporcionando un respaldo firme, suave y muy confortable aunque necesitan ahuecarse prácticamente cada vez que se usa ya que pierde la forma y se apelmaza con facilidad.

Por último y una vez elegido el tipo de relleno para sus cojines, solo le queda decidir cómo quiere el respaldo: con cojines de quita y pon, cojines fijados a la trasera o un respaldo fijo corrido hecho a la medida del sofá.

5. Elija un sofá cuyo estilo funcione estéticamente en su espacio.

Si es de gustos más modernos, las opciones pasan por sofás de líneas más rectas, con respaldos igualmente rectos, pocos adornos, tapicería discreta y que de poco protagonismo a los brazos que serán normalmente bajos y cuadrados.
Recuerde que un sofá ha de durarle muchos años por lo que es importante no sólo que sea práctico y cómodo sino que se adapte también a su gusto y estilo.
Dado que un sofá es una gran inversión, es importante escoger uno en un color que aguante bien el paso del tiempo adaptándose al paso de las modas sin necesidad de tener que cambiarlo. Para ello no hay nada mejor que una tapicería en tonos neutros a los que podrá añadir personalidad y color posteriormente a través de distintos accesorios como cojines, mantas, etc.

7. La elección del tejido no es una decisión trivial.

Por regla general, los tejidos sintéticos son más duraderos, fáciles de limpiar y no destiñen. Los tejidos naturales se decoloran con mucha facilidad ante la incidencia directa de los rayos del sol y no son apropiados para zonas cercanas a la ventana, y los tejidos tupidos y gruesos soportan mejor el paso del tiempo, al igual que la piel que incluso desgastada no deja de tener un gran atractivo.
Sea cual sea su decisión final, le recomendamos que compruebe previamente como queda el tejido bajo la luz concreta de la habitación y junto con el resto de muebles y objetos decorativos. Para ello puede solicitar una muestra o cojín del tejido en tienda para llevarse a casa y así evitar sorpresas desagradables.
Por último, no descarte el uso de fundas protectoras, le permitirán cuidar la tapicería y podrá retirarlas para su limpieza más a menudo. Es una decisión que merece considerarse especialmente en casas donde se convive con niños y/o animales domésticos.
8. Pruebe siempre el sofá antes de comprarlo.
La mejor manera de saber si un sofá es cómodo o no es probándolo, siéntese y compruebe la firmeza de respaldo y asiento, no debe resultarle ni blando ni duro. Si necesita tumbarse para probarlo no tenga reparos en hacerlo.
Como regla general e independientemente de la altura de las personas que se sentarán en él, las caderas no deben quedar más abajo de las rodillas para que no cueste incorporarse, al apoyar la espalda en el respaldo las piernas deben descansar flexionadas 90º con los pies apoyados en el suelo y el reposabrazos debe estar a la altura del codo para que pueda apoyarse sobre él.
No existe unas medidas estándar sobre cómo debe ser la profundidad y altura del asiento o el ángulo del respaldo, las medidas varían de unos modelos a otros de sofá y por eso debe asegurarse de que el modelo que elija se adapte y resulte cómodo para todos los miembros de la familia. Si el sofá no es cómodo, apague y vámonos.
Vía: Casas Q Inspiran
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