
El piso, de 100 m2, había estado deshabitado desde hacía años y evidenciaba su última actividad como oficina. Sólo mantenía de su pasado doméstico los baños, la cocina y el lavadero. La distribución carecía de interés, pero su arquitectura ofrecía aspectos interesantes para la futura vivienda: muy buena luz natural al estar situado en la esquina, un balcón-terraza nada despreciable, y una planta que discurría paralela a la fachada principal. Una secuencia de aberturas de gran formato dispuestas de suelo a techo eran uno de los grandes activos de esta distribución. Por último, la altura del techo era considerable: casi 3 metros.

El gran cambio consistió en compactar una vivienda de poco más de 100 m², de recorrido tortuoso y espacios atomizados, en dos zonas casi cuadradas que ordenan el espacio de un modo mucho más lógico: una gran estancia luminosa y abierta donde la familia pasa la mayor parte del tiempo, y una zona más privada de tres habitaciones.
La sala de estar, el comedor y la cocina, se encuentran en este amplio espacio que se ha conseguido eliminando el recibidor, el pasillo de acceso y el lavadero. Las funciones de éste último quedan ahora integradas en el mueble de cocina.

La antigua sala de estar queda ahora ocupada por el dormitorio principal, con baño propio adosado a la fachada y un gran ventanal sobre la bañera de obra. El balcón en el otro extremo la convierte en una estancia privilegiada al estar situada en la esquina y combinar las visuales de la zona de aseo, dormitorio y terraza.

Una vez ‘reurbanizado’ el espacio y las circulaciones, se desarrolló técnicamente el proyecto, buscando minimizar el impacto del nuevo paso de instalaciones y poder conservar la altura máxima en la mayoría de las estancias.


Una cuidadosa selección de mobiliario y luminarias acompañan a la intervención arquitectónica para crear unas atmósferas nocturnas igual de agradables que las que facilita la luz natural durante el día. Las vistas a poniente permiten divisar a lo lejos la montañas que abrazan la ciudad.
Para más información visiten: Estudio Tomás López Amat
Vía: diarioDESIGN
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