Situada en medio de un viñedo de la localidad de Montijo, en Portugal, Casa da Vinha es una bella y blanca construcción diseñada por el estudio blaanc. La casa de una sola planta busca interferir lo menos posible en el paisaje, un terreno plano adyacente a un bosque de alcornoques. Las líneas del paisaje se acompasan con las líneas de la casa, desde donde se disfruta de las vistas cambiantes que ofrecen las vides.
La edificación se compone de tres volúmenes comunicados de cubierta plana que se asemejan en dimensión y difieren en materialidad. En uno de los volúmenes, la sala de la televisión, el salón, el comedor y la cocina discurren paralelos a la terraza, que funciona como una extensión de estos espacios y da sombra a la fachada. Los dos volúmenes restantes acomodan seis suites, un estudio, una habitación y un cuarto de baño para invitados, y una zona de almacenaje con acceso directo desde el exterior.
Para proporcionar luz a los espacios orientados hacia el norte-oeste, se incorporó un pequeño patio que se encuentra alineado con otro de mayor tamaño. Éste segundo patio mejora la visión cruzada entre los espacios públicos y privados.
La demanda de soluciones más ecológicas y sostenibles fue respondida con la construcción de un volumen con las paredes autoportantes de tierra apisonada, una técnica de construcción vernácula que todavía se utiliza en algunas zonas de Portugal conocida como “taipa” (tapia o tapial, en español). La belleza natural de la tierra se dejó visible, formando parte de las zonas comunes.
Este material también asegura un mayor confort térmico y acústico dentro de la casa, proporcionando un ambiente fresco en verano y templado en invierno donde la humedad interior es constante durante todo el año. Además, es un método constructivo ecológico que permite una fuerte fusión con el entorno circundante.
Los dos volúmenes restantes consisten en una estructura de hormigón y paredes de ladrillo con aislamiento externo que están enlucidas y pintadas de blanco, dando continuidad a los edificios existentes en la finca. Explica el estudio de arquitectura que “la opción de construir parte de la casa con tierra apisonada se debe a la confianza en el valor añadido que la técnica representa tanto para el medio ambiente como estéticamente. La intención era combinar tradición y modernidad, tratando de aprovechar lo mejor de cada una”.
Continúa explicando que “usando la tierra de la finca, así como la situada a 50 Km de distancia, debido a la presencia de suelos con un alto contenido en arena en el lugar, las paredes independiente fueron construidas utilizando encofrados de madera continuos y compresión mecánica para compactar la tierra.
En las paredes más largas se introdujeron dos contrafuertes con el fin de mejorar el comportamiento estructural y asegurar la resistencia de la construcción frente al esfuerzo de tracción. La tierra apisonada fue reforzada con capas intermedias de malla de fibra de vidrio y solapada en todas las esquinas del polígono. Por último, para preservar el aspecto de la tierra de la mejor manera posible, se aplicó un recubrimiento protector de vidrio soluble y caseína”.
El interior de la vivienda presenta una sencillez acorde al exterior de la casa. El blanco se extiende por techos y paredes e, incluso, para el mobiliario hecho a medida se eligió este color. Únicamente el tono natural de la tierra y la madera rompe su minimalista hegemonía.
Para más información visiten: Studio Blaanc
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