Los condicionantes de inicio y el propio tema del proyecto pueden parecer menores, sin embargo, es una oportunidad fantástica para proyectar sobre un local de superficie mínima, gran altura y bajo presupuesto. Además es una oportunidad para trabajar en un campo al que, por lo general, no se le presta demasiada atención: el de las lavanderías exprés.
El proyecto parte de una idea clara, proyectar un gran tendedero para un espacio diminuto. Todos los ingredientes que intervienen giran alrededor de este tendedero formado por 100 camisetas colgadas y trenzadas, que definen una bóveda de personalidad marcada y que permite caracterizar el espacio. En el local, debido a sus reducidas dimensiones y al nivel sonoro de las máquinas, es necesario tener muy presente las adecuadas exigencias acústicas. Ante esta circunstancia era necesario construir un "techo acústico" que solucionara el problema. La bóveda de camisetas forma esa superficie de gran absorción acústica que se necesita. Un solo elemento permite dar respuesta a los condicionantes de identidad, diferenciación, imagen, espacialidad y función. Todo ello con un coste mínimo: 350 €.
El proyecto parte de una idea clara, proyectar un gran tendedero para un espacio diminuto. Todos los ingredientes que intervienen giran alrededor de este tendedero formado por 100 camisetas colgadas y trenzadas, que definen una bóveda de personalidad marcada y que permite caracterizar el espacio. En el local, debido a sus reducidas dimensiones y al nivel sonoro de las máquinas, es necesario tener muy presente las adecuadas exigencias acústicas. Ante esta circunstancia era necesario construir un "techo acústico" que solucionara el problema. La bóveda de camisetas forma esa superficie de gran absorción acústica que se necesita. Un solo elemento permite dar respuesta a los condicionantes de identidad, diferenciación, imagen, espacialidad y función. Todo ello con un coste mínimo: 350 €.
Para favorecer, en la medida de lo posible, la amplitud casi inexistente del espacio, se coloca un paramento de chapa de acero de 2 metros de altura, que camufla las máquinas, separado 1.50 metros del límite derecho permitiendo escalonar el espacio y, como consecuencia, ampliarlo visualmente. La luz, las sombras y las curvas terminan el trabajo.
Para más información visiten: Antonio Maciá
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