
Hay tantas maneras de decorar un restaurante como personas, pero con esta guía básica, aprenderemos a no cometer errores y a recrear ese espacio tan especial que será la carta de presentación para nuestros clientes. No importa que no dispongamos de mucho presupuesto, los resultados pueden ser igualmente maravillosos.
Lo primero que debemos tener en cuenta es qué tipo de restaurante estamos creando, qué clase de clientes probablemente acudirán y cómo cumplir con las demandas estéticas de todos ellos. El espacio debe ser diseñado y recreado atendiendo a la funcionalidad -no deja de ser un sitio para servir comidas-, pero siempre con una huella que lo hace único, que es lo que nos desmarcará de la competencia. En cuanto cruzamos la puerta de un restaurante, nos damos cuenta si su dueño ha trabajado la decoración y es un sitio lleno de detalles y mimo o, por lo contrario, ha dejado que el diseño pasase a un segundo plano.

A la hora de decorar un restaurante, tendremos en cuenta una serie de principios básicos:


Crear un espacio acogedor
Un lugar que entre por los ojos, que jamás produzca una sensación caótica o de agobio. Quizá es preferible contar con menos mesas, pero dar un servicio más exclusivo a cada una de ellas. Cada cliente debe contar con su círculo de intimidad y disponer de una distancia entre el resto de comensales. Igualmente, podemos destinar zonas especiales (como los rincones) a clientes que requieran más intimidad, por ejemplo, cuando vemos llegar a una pareja. Tener en cuenta estos pequeños detalles aumentarán las posibilidades de que nuestro restaurante guste al público.

Funcionalidad
Tendremos en cuenta siempre cómo se va a desarrollar el día a día en el restaurante. Por ejemplo, evitaremos poner muebles u obstáculos en zonas de paso de los camareros, o de la cocina. Ésta, a su vez, debe estar muy bien organizada para que la actividad se desarrolle de forma efectiva. Aunque no es un espacio abierto al público, podemos diseñarla con gusto igualmente. Evitaremos poner mesas en el camino al baño, porque es muy posible que esos clientes no se sientan a gusto cenando o comiendo en ese lugar.

Muebles y servicios adicionales
Un restaurante no es sólo un espacio con mesas. Podemos ofrecer a los clientes muebles auxiliares que, además, le den más carácter a nuestra decoración. Consolas, mesas pequeñas al lado de las grandes, una zona de sofás si tenemos espacio, percheros suficientes…

Los colores
La elección de la paleta de colores dependerá mucho del tipo de restaurante que queramos diseñar. Si nuestro público va a estar más orientado a parejas adultas, los colores neutros y tonos marrones nos pueden venir muy bien. Si el target son personas jóvenes, podríamos apostar por tintes vistosos. Los psicólogos insisten, sin embargo, en que hay una serie de colores que estimulan los sentidos y producen efectos determinados en las personas. El color rojo, por ejemplo, ha sido a menudo asociado con el estímulo del apetito y también se le relaciona con la pasión y la actividad. Por todo esto, es muy adecuado para restaurantes, pero no conviene abusar, o estaremos creando un espacio muy incómodo que no invite a la estancia. También podemos apostar por tonos más discretos, como el burdeos, el carmín o el magenta. Los naranjas y amarillos igualmente se relacionan con el apetito, el bienestar y la actividad y además son colores que llaman la atención. El naranja tiene tonos muy adecuados para la decoración de restaurantes. Recomendaría no abusar demasiado del amarillo muy vistoso y decantarse por tonos pasteles o vainilla.
El verde y el azul también pueden ser colores que nos ayuden a vestir las paredes, muebles y textiles de nuestros restaurantes, porque nos dan sensación de frescura, salud y tranquilidad.
Huir de los muebles estándar

La confortabilidad es uno de los principios por los que un decorador debe luchar a la hora de dar diseño a un restaurante. Los muebles pueden ser bonitos y originales, pero sobre todo deben cumplir una máxima: que al cliente le apetezca estar allí sentado durante horas.
Sin embargo, a la hora de la elección de nuestros muebles, tenemos que tener en cuenta algo: son mesas y sillas que, al cabo del día, van a usarse por muchas personas. Deben de ser fácil de lavar y muy resistentes a las manchas y golpes. Esto no significa que tengamos que apostar siempre por el plástico, pero su durabilidad es fundamental para que una decoración especial nos salga rentable.

Resulta de extrema importancia en la decoración de restaurantes. Durante el día, intentaremos sacar todo el partido a la luz natural, disponiendo de estores o cortinas para evitar que a los comensales les dé demasiado directamente la luz solar. Por la noche, la iluminación artificial cobra toda su importancia. No es aconsejable recrear un lugar demasiado oscuro, pero sí juegos regulables para crear un ambiente más íntimo si lo necesitamos. La luz debe de estar bien planificada para que ninguna mesa tenga demasiada luz, ni otra esté casi en la penumbra.
Armonía en muebles, colores y textiles
Siempre buscaremos una armonía que case con el estilo y la paleta de colores elegida. Así pues, cortinas, cojines, muebles y alfombras guardarán siempre un equilibrio que hará el conjunto un lugar ordenado y con gusto.

Detalles, cuantos más mejor
No se trata de recargar el espacio y romper esa amplitud necesaria para que el cliente se sienta cómodo en el lugar, pero una serie de detalles diferenciadores harán del restaurante un sitio único y favorecerán la decoración sobremanera. No sólo los cuadros, láminas o espejos son importantes, también los adornos, las plantas, elementos acuáticos como una fuente, relojes, los jarrones, acuarios, y un largo etcétera.
Diferentes estilos





-Además de las mesas, habilita un lugar chill-out para que puedan retirarse a tomar el café o a acabar la botella de vino. La luz será más tenue y las butacas más cómodas.– Trabaje, si las tiene, las zonas exteriores. En verano, los comensales se pelearán por comer en la terraza y el invierno puede adquirir mesas altas con banquetas y una de las lámparas que den calor, para que puedan ir los fumadores.
– Juegue con los contrastes. Lejos de que el restaurante sea un espacio totalmente uniforme, cree ambientes diferenciados para que el cliente quiera conocerlos todos.
– Interactúe con el cliente. Quizá con un pequeño mural a la entrada con fotos de los visitantes, dejándolos libres para que escriban dedicatorias o su opinión, pizarras para que dejen notas…– Cuide los pequeños detalles, son más importasen de lo que parece. Por ejemplo, que la vajilla siempre esté perfecta, que el menú dé un aspecto de elegancia, no apueste por aquellos plastificados que dan sensación de suciedad; las servilletas, quizá de colores diferentes. Podemos disponer bonitas velas en las mesas, doblar las servilletas de una forma especial, decorar con cuencos llenos de bombones para dar la bienvenida al cliente…incluso pequeñas tarjetas que den la bienvenida. Si no tiene mucho presupuesto, algo muy colorido, sencillo de hacer y barato, es decorar con tarros de cristal o pequeñas jarras llenas de sal de colores.
– Interactúe con el cliente. Quizá con un pequeño mural a la entrada con fotos de los visitantes, dejándolos libres para que escriban dedicatorias o su opinión, pizarras para que dejen notas…– Cuide los pequeños detalles, son más importasen de lo que parece. Por ejemplo, que la vajilla siempre esté perfecta, que el menú dé un aspecto de elegancia, no apueste por aquellos plastificados que dan sensación de suciedad; las servilletas, quizá de colores diferentes. Podemos disponer bonitas velas en las mesas, doblar las servilletas de una forma especial, decorar con cuencos llenos de bombones para dar la bienvenida al cliente…incluso pequeñas tarjetas que den la bienvenida. Si no tiene mucho presupuesto, algo muy colorido, sencillo de hacer y barato, es decorar con tarros de cristal o pequeñas jarras llenas de sal de colores.


Vía: Interiorismos
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