
Por supuesto, no estamos hablando en este caso de alzar muros altos de separación o cierre de fincas; eso es algo complicado que es mejor que lo realice un profesional. Nos referimos a muros o muretes de pequeño tamaño, entre sesenta centímetros y un metro de altura, que sirven para delimitar parterres, zonas de césped, jardineras, etc., y que aportan comodidad y estética a los jardines. Para realizar estas pequeñas obras se pueden usar piedras, bloques de hormigón o ladrillos, y lo más importante es que estén bien asentadas sobre el terreno. En primer lugar hay que cavar una zanja allí donde vayamos a levantar el murete, de unos 30 cm de profundidad, para poder realizar la base que servirá como cimentación.

Las piezas (ladrillos, piedras o bloques) se colocan poco a poco, en hileras, pegadas con cemento. Las juntas de las hileras no deben coincidir, y hay que comprobar constantemente el escuadrado, la horizontalidad y la verticalidad del muro. Con el mismo cemento y con la ayuda del llagueador, rellenaremos las juntas entre las piezas cuando el muro esté ya seco y estable. Probablemente haya que cortar algunas piezas para rematar los extremos; esto se hace con cincel o cortafríos y maceta de albañil, o con una sierra radial especial para cortar piedra.
Vía: Deco Estilo
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