viernes, 31 de enero de 2014

La magia de Fratelli Boffi y Philippe Starck envuelve el restaurante Plum+Spilt Milk de Londres.

Un hotel diseñado por Lewis Cubitt –el Great Northern Hotel– en una de las zonas más victorianas de Londres –pegado, literalmente, a la estación King’s Cross St. Pancras– requería una elegancia especial para su restaurante Plum + Spilt Milk. Tenía que ser exquisito pero al mismo tiempo actualizar los 160 años de historia del edificio, así que confiaron todo el mobiliario a la firma italiana Fratelli Boffi y sus refinados muebles hechos a medida. El resultado es un espacio luminoso lleno de formas y curvas que se torna casi mágico.


Las curvas definen a este lujoso hotel boutique desde su misma fachada de ladrillos. El equipo formado por el diseñador francés Philippe Starck, a través de su estudio yoo, y el estudio de arquitectos David Archer Architect –un tándem que colabora conjuntamente en residencias y hoteles de todo el mundo– ha sido el encargado de recuperar el icónico esplendor del edificio.

Ellos se han encargado de las 91 habitaciones y resto de zonas, pero han elegido los productos de la marca italiana para el ya citado restaurante, situado en el primer piso, y el bar del hotel, el GNH, con acceso directo desde la calle. El Plum + Spilt Milk mezcla, por tanto, la visión creativa de Stark y los diseños originales de Fratelli Boffi.

El estilo es uniforme pero, definitivamente, varía en formas. Bancos con formas sinuosas, mesas circulares, respaldos rectos y redondeados… todos ellos forman un efecto ondulante que envuelve al espacio y evoca un pasado glamuroso.

Este juego de curvas sirve al mismo tiempo para dividir el espacio, proporcionando ambientes más reservados.

Confort y calidez son otros de los adjetivos que se pueden aplicar a estos muebles artesanos y diseñados en exclusiva para el proyecto. Lujo, sería el otro gracias al efecto de la madera pulida y el cuero – en tonos claros y marrones – para los tapizados.
El estilo es el mismo para la zona de la barra, en la que destacan los taburetes altos.
Por último, pero no menos importante, el protagonismo de la iluminación. La luz natural que entra por los ventanales baña todo el espacio y complementa a las lámparas de cristal que cuelgan del techo, las cuales -con sus formas redondeadas– crean otro juego de curvas que se funde con el del resto del mobiliario, aumentando el efecto sinuoso.
Vía: diarioDESIGN






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