A veces realizar nosotros mismos determinadas renovaciones en nuestro hogar no sólo es una buena vía para ahorrar, también es una forma de sentir que la casa es aún más nuestra por haber puesto nuestro granito de arena. Una manera relativamente sencilla de conseguir ahorrar unos euros mientras cambiamos el aspecto de nuestro hogar es pintar nosotros mismos.
Hay gente a la que le apasiona y personas a las que les da verdadero vértigo, pero si nunca se ha animado es el momento y si es un experto le animo a que de un paso más.
Pintar el techo
Si ya han pintado alguna vez su casa podrán confirmar que, lo más delicado, siempre es el techo. Por eso hoy les traigo unos cuántos consejos para que no se les vuelva a resistir.
Pintar requiere cierta maña, una buena dosis de paciencia, algo de tiempo y un poco de ayuda, que nunca viene mal. Lo primero que debe hacer es adecuar la estancia. Retire muebles, cubra zócalos y, también, tape el suelo con papel de periódico o con un plástico para cubrir la ropa.
Lo siguiente es limpiar el techo. Piensen que normalmente, los techos no se pintan ni se limpian tanto como las paredes, así que coja una escoba limpia y acabe con las telarañas y el polvo. Después con un paño húmedo repase la superficie, centrándose en las manchas si las hay.
Después siga los pasos que seguiría para pintar una pared: si hay agujeros tápelos con masilla y, si la superficie está muy estropeada, dele una buena imprimación. Después encinte los puntos de unión con la pared, que pintará posteriormente con la ayuda de un pincel y una escalera, y… ¡manos al rodillo!
Empiece por el medio y siempre en la dirección más estrecha para que pueda hacer el recorrido entero. Si la estancia es muy amplia, empiece desde el centro y vaya hacia un extremo y luego hacia el otro. Como seguro que la pintura gotea un poco, protéjase con gafas y una mascarilla.
Vía: Decorablog
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