Virgin Atlantic ha abierto un nuevo Clubhouse en el aeropuerto Newark Liberty. Diseñado por Slade Architecture (www.sladearch.com) en colaboración con el equipo de diseño de Virgin Atlantic (la misma colaboración que diseñó el galardonado JFK Clubhouse que se inauguró en marzo de 2012), el Newark Clubhouse reúne el estilo del centro de NYC y la calidez e individualidad de Virgin Atlantic. El salón vive y respira el bajo Manhattan – las boutiques de Soho, los lofts de Tribeca y el elegante Meatpacking District.
Una vez que los clientes han pasado seguridad, pueden ingresar a la zona de operaciones del Clubhouse. Una constelación de brillantes luces puntiformes guía el camino hacia la escultórica entrada. Marcada por una recepción bajo el cielo iluminado y con un espectacular mostrador, la secuencia de entrada crea una gran zona de descompresión entre el terminal y el relajado lujo del Club; una dramática inmersión en la experiencia dramática de Virgin Atlantic.
El espacio se organiza alrededor de una barra facetada que se levanta en el centro de la sala, culminando con una vitrina cristalina para botellas bajo el lucernario central.
Una serie de espacios diferentes inspirados en el downtown circulan alrededor de la barra. Cada uno hace referencia a una tipología emblemática del centro de NY; café, teatro, galería de arte, restaurante, club, bar, sala de estar. Tomar un café y leer un libro o una revista en el café recubierto de madera. Aventurarse en la sala de proyecciones revestida en cortinas para ver la última pieza de videoarte. Ponerse cómodo en una cápsula tapizada. Llegar hasta la barra en el salón de licores. Sentarse para compartir una deliciosa comida en la brasserie tipo galería. O ponerse al día con su correo electrónico o escuchar música en el colorido salón de origami.
El arte es fundamental para el ambiente de la ciudad. Pinturas de dedo digital del bajo Manhattan, encargadas al artista de Nueva York Jorge Colombo, animan la cafetería. La brasserie cuenta con tres obras de técnica mixta de Garrett Pruter, inspirado en las fotografías de viaje desechadas encontrados en varias tiendas de chatarra del centro. Obras de Kate Hazell, Galia Rybitskaya, Mille Marotta y Jonny Moss se muestran en todo el espacio.
Los elementos únicos abundan, agregando momentos de descubrimiento y humor. Los cojines examinan el paisaje urbano a diferentes escalas. El mural, inspirado en el Graffiti, de la zona de ducha/baño se ilumina por los sumideros de resina brillante. Cuanto más tiempo uno pase explorando el salón, más se despliega y revela.
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