Elegante, cálido, sereno, acogedor… ¿Qué le sugiere este salón? El color blanco de suelos y paredes, una de las claves de la decoración de estilo escandinavo, se convierte en el fondo perfecto para mezclar estilos, así como diferentes estampados y tonalidades. Los techos altos, con molduras o rosetones de escayola, es otra de las constantes de las casas escandinavas y no hay duda de que dan un acabado decorativo muy particular a los techos. Además de resaltar la decoración, permiten disimular posibles defectos tanto en las paredes como en el techo.
Este salón es un claro ejemplo de cómo la combinación de diseños contemporáneos con piezas actuales e incluso de otras culturas enriquece la decoración. El sillón Barcelona (Mies Van der Rohe), la Plastic Armchair (Charles & Ray Eames), mesitas auxiliares de acero, muebles de celosía, esculturas africanas, composiciones de cuadros en blanco y negro, tapicerías beiges, pinceladas marrones… ¡Todo, perfecto!
Otro rosetón. En el comedor, la lámpara de techo queda perfectamente centrada, gracias a este tipo de molduras que, además, sirve para ocultar los cables o disimular pequeños defectos en la instalación de la lámpara. En este ambiente, el color negro, combinado con blanco y detalles en madera clara, aporta un punto sofisticado y moderno a la decoración.
El retranqueo de la ventana se aprovechó para ubicar una pequeña zona de trabajo, con una encimera de madera, en el mismo color que la pared, y una silla en madera, que no es una silla cualquiera, sino La Serie 7, diseñada por Arne Jacobsen en 1952 para Fritz Hansen.
Vía: decoratrix
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