El punto de partida en el diseño de Reebok Sports Club Madrid fue crear un hábitat natural con esencia propia: natural, tranquila, respetuosa con el medio ambiente, humilde y casi poética. Un contrapunto a la actividad deportiva que se desarrolla en el espacio.
Empleando la madera de abedul como material fundamental, los árboles están representados en el techo del gimnasio, gracias a círculos de diámetros irregulares que evocan la idea de bosque. Las máquinas han aterrizado en plena naturaleza a la manera de naves espaciales.
Los diferentes espacios se marcan a través del empleo de diversidad de colores, que ayudan a fomentar la idea de paisaje natural. Los paneles rojos se encuentran dispuestos de forma estratégica para ayudar a superar los esfuerzos de las enfermedades cardiovasculares, que precisamente requieren de una mayor concentración física. Los paneles verdes, en cambio, sirven como tranquilizante de cara a los ejercicios de estiramiento y a los momentos de relax.
El uso de la luz ha sido “el oxígeno del proyecto”, en palabras del estudio de Teresa Sapey. La iluminación ha sido cuidadosamente estudiada con el fin de que pueda crear efectos visuales espectaculares, convirtiendo el espacio en un entorno cambiante a lo largo de las diferentes horas del día, con o sin luz natural, y de las estaciones del año. Un laberinto de espejos ayuda a aumentar el espacio.
Esta nueva imagen de Reebok Sports Club Madrid quiere ser un nuevo concepto de espacio no sólo destinado al entrenamiento físico, sino también como un espacio contenedor de sueños, aspiraciones y ambiciones en el que la fluidez de las formas arquitectónicas se integra con el movimiento de los cuerpos de los usuarios.
Para más información visiten: Reebok Sports Club Madrid, Teresa Sapey
Vía: diarioDESIGN
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