El nombre que se le ha dado a este edificio da una pista muy clara de lo que podemos encontrar dentro. Está ubicado en Kagawa (Japón), ocupando una superficie de 51m2 del jardín de una casa de hace más de treinta años, para servir como vivienda a una hija y su marido. En ese terreno había dos hermosos árboles que tenían que ser eliminados para poder realizar el nuevo proyecto, pero debido al fuerte valor sentimental que tenían para la hija, se decidió que debían convertirse en el tema principal de la futura casa, de ahí Garden Tree House.
Los árboles fueron cortados con las ramas intactas, y luego sometidos a un proceso de secado (por ahumado) que duró dos semanas. Después se colocaron de nuevo en la parcela, en el lugar original (al menos uno de ellos), pero incorporándolos a la estructura de la casa para que funcionaran como auténticos pilares. La foto adjunta describe estupendamente cómo están integrados en la obra, soportando el forjado de madera superior, y quedando por tanto visibles en el salón y cocina de la vivienda. El resultado final es bastante sorprendente: los dos árboles ocupan por completo la doble altura de la sala principal, en un lenguaje perfecto con el suelo y demás elementos de madera de la casa.
Con el fin de aportar mayor luminosidad, hay un bella línea de luz cenital que recorre todo el volumen longitudinalmente.
Como se puede ver en los planos de planta y sección, el programa de esta vivienda es bastante sencillo, pues casi todo el espacio se ha destinado a la sala (con la cocina y comedor integrados), colocando el dormitorio en un altillo justo encima de la cocina. La nueva construcción está comunicada con la antigua casa mediante un pasillo en forma de “S”. Eso sí, jamás se nos hubiera ocurrido utilizar la rama de un árbol como soporte para la lámpara, por lo mal que queda el cable blanco enrollado en ella.
El proyecto de esta vivienda ha sido realizado por los arquitectos de Hironaka Ogawa & Associates.
Para más información visiten: Hironaka Ogawa & Associates
Vía: is Arquitectura
Los árboles fueron cortados con las ramas intactas, y luego sometidos a un proceso de secado (por ahumado) que duró dos semanas. Después se colocaron de nuevo en la parcela, en el lugar original (al menos uno de ellos), pero incorporándolos a la estructura de la casa para que funcionaran como auténticos pilares. La foto adjunta describe estupendamente cómo están integrados en la obra, soportando el forjado de madera superior, y quedando por tanto visibles en el salón y cocina de la vivienda. El resultado final es bastante sorprendente: los dos árboles ocupan por completo la doble altura de la sala principal, en un lenguaje perfecto con el suelo y demás elementos de madera de la casa.
Con el fin de aportar mayor luminosidad, hay un bella línea de luz cenital que recorre todo el volumen longitudinalmente.
Como se puede ver en los planos de planta y sección, el programa de esta vivienda es bastante sencillo, pues casi todo el espacio se ha destinado a la sala (con la cocina y comedor integrados), colocando el dormitorio en un altillo justo encima de la cocina. La nueva construcción está comunicada con la antigua casa mediante un pasillo en forma de “S”. Eso sí, jamás se nos hubiera ocurrido utilizar la rama de un árbol como soporte para la lámpara, por lo mal que queda el cable blanco enrollado en ella.
El proyecto de esta vivienda ha sido realizado por los arquitectos de Hironaka Ogawa & Associates.
Para más información visiten: Hironaka Ogawa & Associates
Vía: is Arquitectura
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