La madera es un material maravilloso: cálido, intemporal, versátil... Y además, tiene la enorme ventaja de aceptar gran cantidad de acabados que le aportan múltiples posibilidades decorativas. La madera se puede barnizar, pintar, decolorar, encerar y también teñir; solo hay que escoger el material adecuado y aplicarlo en la forma correcta. Para dar color a la madera sin ocultar sus vetas ni su textura, los tintes son los productos adecuados.
Los tintes son pigmentos y colorantes vegetales y minerales que se diluyen en agua, alcohol o disolvente. Los más conocidos son las anilinas, y entre ellas, la estrella es la nogalina. Las anilinas son tintes que se disuelven en agua, y la nogalina es un tinte que se extrae de la corteza del nogal y aporta un tono marrón profundo a las maderas. Preparar tintes al agua a partir de anilinas no tiene ningún secreto: hay que diluir el polvo en agua caliente (la proporción dependerá de la intensidad del tinte que queramos conseguir), filtrarlo después con una gasa o una media y aplicarlo cuando se enfríe.
Para conseguir un tono marrón dorado, ligeramente rojizo, aconsejo añadir a la nogalina un poco de anilina naranja al agua; el resultado mejora considerablemente. Una vez aplicado el tinte, hay que dejar secar la madera; si queremos un tono más intenso podemos dar más manos. El tinte se extiende con una brocha de buena calidad o una esponja en el sentido de la veta. Al día siguiente hay que frotar ligeramente la superficie teñida con lanilla de acero nº 0000 y aplicar una mano de tapaporos rebajado al 50% con disolvente nitro o universal; cuando se seque, volveremos a lijar con la lanilla (siempre en el sentido de la veta) y ya podemos barnizar o encerar la madera.
Los tintes al disolvente se pueden usar también para teñir madera sin barnizar, pero sus tonos son más artificiales y dejan más marcas de brocha. Son más complicados de emplear. Son adecuados para colorear barnices incoloros y para arreglar pequeños golpes y desperfectos. En cuanto a las anilinas al alcohol, son similares a las anilinas al agua pero en este caso se disuelven en alcohol de 96º. Estas anilinas van muy bien para colorear goma-laca y utilizarla para dar distintos tonos en los barnizados a muñequilla.
Si queremos conseguir tintes de colores distintos a los de la madera (por ejemplo, verde, rojo, azul...) podemos utilizar tintes para ropa, pero también una solución muy práctica: pinturas al agua (acrílicas, plásticas, témperas...) rebajadas con agua. Hay que extender el tinte sobre la madera virgen con una brocha ancha y pasar luego un paño absorvente sin apretar; el color quedará en la veta. Una vez seca la superficie, se puede barnizar o encerar como con las anilinas.
Los tintes son pigmentos y colorantes vegetales y minerales que se diluyen en agua, alcohol o disolvente. Los más conocidos son las anilinas, y entre ellas, la estrella es la nogalina. Las anilinas son tintes que se disuelven en agua, y la nogalina es un tinte que se extrae de la corteza del nogal y aporta un tono marrón profundo a las maderas. Preparar tintes al agua a partir de anilinas no tiene ningún secreto: hay que diluir el polvo en agua caliente (la proporción dependerá de la intensidad del tinte que queramos conseguir), filtrarlo después con una gasa o una media y aplicarlo cuando se enfríe.
Para conseguir un tono marrón dorado, ligeramente rojizo, aconsejo añadir a la nogalina un poco de anilina naranja al agua; el resultado mejora considerablemente. Una vez aplicado el tinte, hay que dejar secar la madera; si queremos un tono más intenso podemos dar más manos. El tinte se extiende con una brocha de buena calidad o una esponja en el sentido de la veta. Al día siguiente hay que frotar ligeramente la superficie teñida con lanilla de acero nº 0000 y aplicar una mano de tapaporos rebajado al 50% con disolvente nitro o universal; cuando se seque, volveremos a lijar con la lanilla (siempre en el sentido de la veta) y ya podemos barnizar o encerar la madera.
Los tintes al disolvente se pueden usar también para teñir madera sin barnizar, pero sus tonos son más artificiales y dejan más marcas de brocha. Son más complicados de emplear. Son adecuados para colorear barnices incoloros y para arreglar pequeños golpes y desperfectos. En cuanto a las anilinas al alcohol, son similares a las anilinas al agua pero en este caso se disuelven en alcohol de 96º. Estas anilinas van muy bien para colorear goma-laca y utilizarla para dar distintos tonos en los barnizados a muñequilla.
Si queremos conseguir tintes de colores distintos a los de la madera (por ejemplo, verde, rojo, azul...) podemos utilizar tintes para ropa, pero también una solución muy práctica: pinturas al agua (acrílicas, plásticas, témperas...) rebajadas con agua. Hay que extender el tinte sobre la madera virgen con una brocha ancha y pasar luego un paño absorvente sin apretar; el color quedará en la veta. Una vez seca la superficie, se puede barnizar o encerar como con las anilinas.
Los tintes y los barnices para madera son los mejores acabados superficiales.
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