Los acumuladores de calor son aparatos eléctricos con elementos refractarios en su interior que acumulan calor a través de resistencias eléctricas, generalmente de noche con tarifa reducida, para emitir el calor durante todo el día. Los acumuladores de calor eléctricos consumen energía y la almacenan para aportar calor de acuerdo a las necesidades del usuario. Los acumuladores de calor son aparatos que funcionan con un ciclo de carga y descarga que permite el ahorro eléctrico.
Los acumuladores de calor eléctricos constan de un núcleo acumulador compuesto por ladrillos refractarios con alta capacidad de absorción y almacenamiento de calor, rodeado por resistencias eléctricas que calientan el núcleo hasta los 700 ºC. Las resistencias son blindadas y junto con el núcleo se encuentra recubierto con un aislamiento térmico que conserva el calor e impide que el aparato exterior se recaliente más allá de lo permitido por las normas de seguridad.
Los acumuladores de calor cuentan con un limitador térmico o termostato que impide el exceso de calor que tornaría peligroso el sistema. Los acumuladores de calor brindan un sistema de calefacción económico, de instalación simple y sin necesidad de obras.
Los acumuladores eléctricos son ideales por su seguridad y limpieza en tanto no producen emanaciones que puedan resultar nocivas para las personas o el medio ambiente. La única contra que poseen los acumuladores de calor son su elevado precio de instalación aunque se amortizan rápidamente con el uso diferencial de la electricidad e implica una revisión de las instalaciones eléctricas generales y la instalación de llaves térmicas individuales (interruptores automáticos de tensión)
Se distinguen dos tipos de acumuladores de calor: estáticos y dinámicos. Los acumuladores de calor estáticos poseen una entrada y salida de aire por la que circula el aire del ambiente pasando por el núcleo, tomando temperatura. En estos acumuladores de calor se puede regular el flujo de aire y la temperatura del núcleo lo único que permite es aclimatar el ambiente a razón de las necesidades y gusto de los usuarios. Estos reguladores pueden ser manuales o automáticos, dependiendo del modelo y el fabricante. Los acumuladores de calor estáticos tienen la ventaja en cuanto a precio y fácil instalación, resultando idóneos para ambientes más espaciosos que necesitan flujo constante de calor. Los acumuladores de calor dinámicos funcionan con circulación de aire a través del núcleo gracias a un ventilador. También estos acumuladores de calor poseen reguladores de circulación, tanto manual como automático. Son ideales para días muy fríos pues poseen una mejor regulación de descarga, con gamas de potencia que oscilan entre los 2 y los 8 Kw.
Estos acumuladores de calor deben instalarse con mucha observancia de las normas de seguridad previstas y con llaves de interrupción individuales para que no colapse todo el sistema eléctrico de la construcción. Es muy importante programar la carga de los acumuladores de calor durante la noche para no tener ningún imprevisto aunque posean termostatos en todos los modelos. Tienen incorporados un reloj conmutador y un reloj programador que marcan el inicio y el final de la carga nocturna, dado que están preparados para sacar beneficios a la tarifa reducida. Los acumuladores de calor brindan un ahorro del 50% sobre la tarifa normal (siempre que se contrate el sistema de tarifa reducida con el proveedor local).
Los acumuladores de calor pueden instalarse en edificios nuevos como de manera directa en antiguos (revisando las instalciones eléctricas generales).
Los acumuladores de calor brindan gran seguridad dado que no poseen depósitos de combustible ni producen emanaciones. Brindan calor durante todo el día y no necesitan mantenimiento. Los acumuladores de calor, en la actualidad, además de brindar un eficiente sistema de calefacción, aportan mejoras estéticas a las construcciones.
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