Tomates, lechugas o perejil pueden cultivarse en el balcón si reciben cinco horas diarias de sol y se protegen del viento.
El placer de consumir productos cultivados por uno mismo no tiene que limitarse a una zona rural. Para disponer de tomates, lechugas o perejil recién recolectados, sólo se necesita un balcón, una terraza, un patio o la repisa de una ventana donde cultivarlos en macetas, tiestos o jardineras. Para que la siembra sea un éxito, es necesario que las plantas dispongan al menos cinco horas diarias de sol, que las macetas estén protegidas del viento y que el sustrato tenga la humedad necesaria. Además, debido al peso de estos recipientes, es necesario contar con la resistencia del balcón.
Su pequeño tamaño y fácil cultivo hace que las hierbas aromáticas sean las especies vegetales comestibles más cultivadas en macetas y tiestos.
El perejil, en sus variedades de hoja lisa y rizada, es la planta más habitual de terrazas y balcones. Se siembra entre marzo y junio, y florece un año después. Para un adecuado crecimiento, las plántulas (planta en sus primeros estadios de desarrollo) se deben de colocar a unos 10 cm. unas de otras. Si se desea tener una mata compacta y tierna, se deben arrancar las flores cuando comienzan a brotar. Aunque el perejil soporta bien el frío, conviene protegerlo de las heladas nocturnas. El suelo ha de estar siempre húmedo y se debe abonar en bajas dosis cada dos semanas.
Otro clásico de terrazas y balcones es el orégano. Se siembra entre marzo y abril, y se recolecta desde finales de mayo hasta el otoño. Se debe de cultivar al sol y proteger del frío invernal. El sustrato debe estar siempre húmedo, y no necesita abono. Sus propiedades aromáticas alcanzan su máxima intensidad durante la floración.
De gran fragancia son también la albahaca, el romero y el tomillo. La primera se cultiva en abril y sus hojas y brotes tiernos se recolectan durante todo el verano. Precisa de sol y riego frecuente, además de un abono cada cuatro semanas. Las macetas se deben colocar en un emplazamiento protegido de la lluvia y el viento.
Por lo que respecta al romero, la dificultad de su cultivo hace que la mejor opción sea comprar plantas jóvenes para plantarlas en jardineras o tiestos grandes. Para un buen desarrollo necesita sol, un riego moderado y una aportación de abono cada ocho semanas. Las hojas se pueden recolectar entre primavera y otoño. Si se quieren secar, se deben recoger en verano, cuando sus flores azules están más llamativas.
En cuanto al tomillo, se deben comprar plantas jóvenes para transplantarlas a una maceta mayor, a unos 20 cm. de distancia unas de otras. Durante la hibernación se debe conservar en un lugar claro y fresco, con riegos muy espaciados. Llegada la primavera, precisa de un abono a bajas dosis. Desde esta estación hasta el otoño, se pueden consumir las hojas más jóvenes y las puntas de los tallos.
Entre finales de abril y junio se pueden sembrar acelgas, que se recolectarán entre julio y septiembre. Para un óptimo desarrollo, se deben cultivar en tiestos o jardineras de un tamaño que permita que entre una y otra planta haya una separación de unos 25 cm. Además se deben abonar cada cuatro semanas y han de permanecer en una zona soleada o en semisombra, con el sustrato muy húmedo.
Otra hortaliza muy apropiada para este tipo de cultivo es el calabacín. Al igual que la acelga, esta pequeña variedad de calabaza siembra a finales de abril, aunque requiere más cuidados. En este caso, se plantan dos semillas por tiesto y, a medida que se desarrollan, se eliminan las plantas más débiles. Las más fuertes se trasladan a macetas más grandes, que se colocan en una zona soleada. Hasta la recolección de los frutos, en general entre julio y septiembre, la tierra debe permanecer muy húmeda, con cuidado de que al regar no se salpiquen las flores. El abono se tiene que realizar una vez a la semana.
En cuanto a los tomates, las mejores variedades para cultivar en terraza o balcón son las enanas y colgantes. La siembra se puede realizar a partir de marzo. Se coloca cada planta en un tiesto pequeño, que se sitúa en un sitio claro, protegido del frío y del viento, para luego transplantarlas a los tiestos o macetas definitivas hacia mediados de mayo. Al igual que ocurre con otras especies vegetales, las plantas del tomate requieren de un sustrato siempre húmedo, además de una aportación de abono semanas. Las variedades más altas se deben entutorar (colocar una estaca o soporte que sirva de sujeción y guía) para que la planta se mantenga erguida.
A partir de marzo también se pueden sembrar lechugas, sobre todo la variedad rizada, que se recogerán en mayo. Esta especie precisa un riego moderado y uniforme. El abono se debe realizar en dosis bajas, después de cada recolección.
El placer de consumir productos cultivados por uno mismo no tiene que limitarse a una zona rural. Para disponer de tomates, lechugas o perejil recién recolectados, sólo se necesita un balcón, una terraza, un patio o la repisa de una ventana donde cultivarlos en macetas, tiestos o jardineras. Para que la siembra sea un éxito, es necesario que las plantas dispongan al menos cinco horas diarias de sol, que las macetas estén protegidas del viento y que el sustrato tenga la humedad necesaria. Además, debido al peso de estos recipientes, es necesario contar con la resistencia del balcón.
Su pequeño tamaño y fácil cultivo hace que las hierbas aromáticas sean las especies vegetales comestibles más cultivadas en macetas y tiestos.
El perejil, en sus variedades de hoja lisa y rizada, es la planta más habitual de terrazas y balcones. Se siembra entre marzo y junio, y florece un año después. Para un adecuado crecimiento, las plántulas (planta en sus primeros estadios de desarrollo) se deben de colocar a unos 10 cm. unas de otras. Si se desea tener una mata compacta y tierna, se deben arrancar las flores cuando comienzan a brotar. Aunque el perejil soporta bien el frío, conviene protegerlo de las heladas nocturnas. El suelo ha de estar siempre húmedo y se debe abonar en bajas dosis cada dos semanas.
Otro clásico de terrazas y balcones es el orégano. Se siembra entre marzo y abril, y se recolecta desde finales de mayo hasta el otoño. Se debe de cultivar al sol y proteger del frío invernal. El sustrato debe estar siempre húmedo, y no necesita abono. Sus propiedades aromáticas alcanzan su máxima intensidad durante la floración.
De gran fragancia son también la albahaca, el romero y el tomillo. La primera se cultiva en abril y sus hojas y brotes tiernos se recolectan durante todo el verano. Precisa de sol y riego frecuente, además de un abono cada cuatro semanas. Las macetas se deben colocar en un emplazamiento protegido de la lluvia y el viento.
Por lo que respecta al romero, la dificultad de su cultivo hace que la mejor opción sea comprar plantas jóvenes para plantarlas en jardineras o tiestos grandes. Para un buen desarrollo necesita sol, un riego moderado y una aportación de abono cada ocho semanas. Las hojas se pueden recolectar entre primavera y otoño. Si se quieren secar, se deben recoger en verano, cuando sus flores azules están más llamativas.
En cuanto al tomillo, se deben comprar plantas jóvenes para transplantarlas a una maceta mayor, a unos 20 cm. de distancia unas de otras. Durante la hibernación se debe conservar en un lugar claro y fresco, con riegos muy espaciados. Llegada la primavera, precisa de un abono a bajas dosis. Desde esta estación hasta el otoño, se pueden consumir las hojas más jóvenes y las puntas de los tallos.
Entre finales de abril y junio se pueden sembrar acelgas, que se recolectarán entre julio y septiembre. Para un óptimo desarrollo, se deben cultivar en tiestos o jardineras de un tamaño que permita que entre una y otra planta haya una separación de unos 25 cm. Además se deben abonar cada cuatro semanas y han de permanecer en una zona soleada o en semisombra, con el sustrato muy húmedo.
Otra hortaliza muy apropiada para este tipo de cultivo es el calabacín. Al igual que la acelga, esta pequeña variedad de calabaza siembra a finales de abril, aunque requiere más cuidados. En este caso, se plantan dos semillas por tiesto y, a medida que se desarrollan, se eliminan las plantas más débiles. Las más fuertes se trasladan a macetas más grandes, que se colocan en una zona soleada. Hasta la recolección de los frutos, en general entre julio y septiembre, la tierra debe permanecer muy húmeda, con cuidado de que al regar no se salpiquen las flores. El abono se tiene que realizar una vez a la semana.
En cuanto a los tomates, las mejores variedades para cultivar en terraza o balcón son las enanas y colgantes. La siembra se puede realizar a partir de marzo. Se coloca cada planta en un tiesto pequeño, que se sitúa en un sitio claro, protegido del frío y del viento, para luego transplantarlas a los tiestos o macetas definitivas hacia mediados de mayo. Al igual que ocurre con otras especies vegetales, las plantas del tomate requieren de un sustrato siempre húmedo, además de una aportación de abono semanas. Las variedades más altas se deben entutorar (colocar una estaca o soporte que sirva de sujeción y guía) para que la planta se mantenga erguida.
A partir de marzo también se pueden sembrar lechugas, sobre todo la variedad rizada, que se recogerán en mayo. Esta especie precisa un riego moderado y uniforme. El abono se debe realizar en dosis bajas, después de cada recolección.
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