

Por ello, el diseño de la cocina se pensó como un cubo de mamparas de hierro industrial y cristal con aperturas en 3 de sus lados. El interior gira en torno a una mesa central de mármol y madera, recuperada del mobiliario que sus antiguos propietarios dejaron en la casa.
Las habitaciones de la casa están distribuidas por alas: en el ala oriente se encuentra la habitación principal y baño en suite, alejada de los demás recintos. Mientras que, las tres habitaciones de los hijos, el baño compartido y una zona de lavandería se encuentran en el ala poniente. Ambas zonas quedan separadas por los espacios comunes de salón, comedor y cocina.
La altura de la casa les permitió liberar un espacio intermedio, un pequeño altillo para ver películas, leer o alojar invitados. Su manera de darle un reconocimiento y una presencia a las pocas antigüedades que todavía quedaban en la casa, fue a través de la restauración de piezas como las fallebas de las ventanas, las chimeneas y las puertas. A través de un delicado trabajo, quitaron las capas de pintura de esmalte que tenían las puertas hasta dejar su madera original de roble, a la vista y al natural, lo mismo hicieron con las fallebas de las ventanas y las manillas de bronce de las puertas. Las chimeneas fueron limpiadas y sometidas a un tratamiento en base a ceras y barnices para dejarlas relucientes, pero dejando sus pequeñas quebraduras debido al paso del tiempo, a la vista.


Para más información visiten: Camila Kuncar, Ignacio Aguado Arquitectos
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