El estilo arquitectónico colonial tiene diferentes significados dependiendo del contexto en el que se use. En realidad, la arquitectura colonial se refiere a un estilo que se ha incorporado a las casas y a los edificios de los asentamientos de colonos en América del Norte. De ahí la confusión cuando hablamos de casas coloniales.
Hoy queremos hacer un repaso a este estilo en sus versiones más populares. De hecho, lo que hoy se conoce arquitectónicamente como estilo colonial, es en realidad un revival. Una renovación del estilo original que tomó sus características más importantes para construir casas más modernas.
Vamos a aprender a reconocer la arquitectura colonial en sus múltiples versiones, porque estas casas coloniales son una preciosidad en cualquiera de sus estilos y no queremos perdérnoslas. Vamos a verlo.
El origen de las casas coloniales
Las raíces del estilo colonial están en la construcción de las cabañas y, posteriormente, las casas que los colonos europeos levantaban en América. Eran casas que les recordaban a sus hogares en el viejo continente y que adaptaron al clima y las condiciones específicas de las tierras americanas.
De esta manera, los colonos británicos solían utilizar más la madera en la construcción de sus casas que también ubicaban en grupos alrededor de un área común. Los holandeses incorporaron la piedra a sus casas coloniales siguiendo la técnica que habían aprendido en su país de origen.
Un estilo con características comunes y propias
De este modo, las primeras casas coloniales no se veían exactamente iguales. Aunque todas tenían elementos comunes, que son los que dieron nombre a este estilo arquitectónico. Algunas de las características comunes fueron más por necesidad, que por estética.
Renacimiento del estilo colonial
Las primeras casas coloniales han quedado prácticamente en el olvido, pero sus detalles y sus características particulares quedaron en la memoria colectiva. En 1876 se llevó a cabo la gran Exposición del Centenario, que recordaba a los ciudadanos estadounidenses su pasado colonial.
Esta fue quizás la fecha del primer renacimiento del estilo colonial en arquitectura. Un estilo que aglutinaba elementos de un pasado que recordaba tiempos de desafíos. Esa es la lectura que hay detrás del estilo arquitectónico de las casas coloniales.
Los elementos comunes
Aunque la actual arquitectura sigue diferenciando los distintos estilos coloniales, siguen conservando los elementos comunes que definen estas casas.
Las entradas frontales señoriales con grandes paneles y acentuadas con un frontón que se apoya en pilastras es uno de los elementos más comunes a todas las casas coloniales. Incluso, algunas lucen un frontón extendido hacia delante sobre columnas que hace las veces de porche cubierto.
Las ventanas de las casas coloniales forman conjuntos equilibrados al estar colocadas simétricamente a ambos lados de la entrada principal. Las ventanas se cubren con contraventanas proporcionales en tamaño.
Los revestimientos exteriores más comunes son las tablas de madera y la piedra. Muchas de las casas coloniales cuentan también con buhardillas.
Los diferentes estilos
Hemos visto ya las características generales de las casas de estilo colonial, pero vamos a ver ahora las diferencias que las hacen únicas.
El estilo colonial georgiano recibe su nombre por la sucesión de reyes británicos llamados George que gobernaron en Estados Unidos hasta 1830. Este estilo nos ofrece casas que son como cajas simétricas de dos o, incluso, tres pisos de altura y son las más típicas. Son más populares en el área de Nueva Inglaterra, y tienen sus raíces en la humilde arquitectura rural británica. Techos bajos y ventanas pequeñas para protegerse de los fríos inviernos. Tienen la puerta principal centrada, con columnas y frontón y el revestimiento es de tablas de madera.
El estilo colonial holandés se ubica principalmente en la zona media de la costa este: Nueva York, Nueva Jersey, Delaware y Pensilvania. La piedra es más característica en este estilo, la pendiente del tejado es también más baja y se ensancha más allá de la parte delantera de la casa, formando un largo alero. Las chimeneas son a dos aguas.
En el estilo colonial francés, los colonos franceses construyeron sus casas principalmente en Luisiana y Mississippi. Los techos de estas casas coloniales son muy inclinados y extendidos, dando lugar a porches a los que se accede a través de puertas francesas. Las áreas de estar principales se construyen sobre cimientos elevados. Los revestimientos pueden ser en madera, ladrillo e, incluso, estuco.
El estilo colonial español se da en Texas, California y el suroeste de Estados Unidos. Son casas más bajas y extendidas, generalmente de un solo piso. Es el estilo arquitectónico original de los actuales estilos Pueblo y Misión. Cuentan con enormes porches cubiertos a lo largo de toda la fachada, o circundantes, y numerosas puertas de salida. Sus paredes son de ladrillos de adobe o piedra, y los tejados en tejas rojas. La parte trasera, generalmente, contiene un patio o jardín privado.
El origen de las casas coloniales
Las raíces del estilo colonial están en la construcción de las cabañas y, posteriormente, las casas que los colonos europeos levantaban en América. Eran casas que les recordaban a sus hogares en el viejo continente y que adaptaron al clima y las condiciones específicas de las tierras americanas.
De esta manera, los colonos británicos solían utilizar más la madera en la construcción de sus casas que también ubicaban en grupos alrededor de un área común. Los holandeses incorporaron la piedra a sus casas coloniales siguiendo la técnica que habían aprendido en su país de origen.
Los colonos españoles, por su parte, utilizaron más el estuco, el adobe o la coquina (una piedra caliza compuesta de fragmentos de conchas); además de utilizar colores más distintivos, como el rojo en los tejados y los ocres en las fachadas.
Un estilo con características comunes y propias
De este modo, las primeras casas coloniales no se veían exactamente iguales. Aunque todas tenían elementos comunes, que son los que dieron nombre a este estilo arquitectónico. Algunas de las características comunes fueron más por necesidad, que por estética.
El vidrio era tremendamente caro y difícil de conseguir en las colonias, por lo que el tamaño de las ventanas debía reducirse considerablemente. Los colonos se veían obligados a pagar, además, un impuesto sobre el vidrio, lo que hacía que solamente los más acomodados pudieran permitirse una casa con muchas ventanas.
Lo que sí tenían todas en común era la disposición simétrica de las ventanas. En general, todo el diseño de las casas coloniales responde a patrones de simetría. También sus techos empinados eran comunes a todas ellas, así como sus enormes chimeneas centrales.
Renacimiento del estilo colonial
Las primeras casas coloniales han quedado prácticamente en el olvido, pero sus detalles y sus características particulares quedaron en la memoria colectiva. En 1876 se llevó a cabo la gran Exposición del Centenario, que recordaba a los ciudadanos estadounidenses su pasado colonial.
Esta fue quizás la fecha del primer renacimiento del estilo colonial en arquitectura. Un estilo que aglutinaba elementos de un pasado que recordaba tiempos de desafíos. Esa es la lectura que hay detrás del estilo arquitectónico de las casas coloniales.
Los elementos comunes
Aunque la actual arquitectura sigue diferenciando los distintos estilos coloniales, siguen conservando los elementos comunes que definen estas casas.
Las entradas frontales señoriales con grandes paneles y acentuadas con un frontón que se apoya en pilastras es uno de los elementos más comunes a todas las casas coloniales. Incluso, algunas lucen un frontón extendido hacia delante sobre columnas que hace las veces de porche cubierto.
Las ventanas de las casas coloniales forman conjuntos equilibrados al estar colocadas simétricamente a ambos lados de la entrada principal. Las ventanas se cubren con contraventanas proporcionales en tamaño.
Los revestimientos exteriores más comunes son las tablas de madera y la piedra. Muchas de las casas coloniales cuentan también con buhardillas.
Los diferentes estilos
Hemos visto ya las características generales de las casas de estilo colonial, pero vamos a ver ahora las diferencias que las hacen únicas.
El estilo colonial georgiano recibe su nombre por la sucesión de reyes británicos llamados George que gobernaron en Estados Unidos hasta 1830. Este estilo nos ofrece casas que son como cajas simétricas de dos o, incluso, tres pisos de altura y son las más típicas. Son más populares en el área de Nueva Inglaterra, y tienen sus raíces en la humilde arquitectura rural británica. Techos bajos y ventanas pequeñas para protegerse de los fríos inviernos. Tienen la puerta principal centrada, con columnas y frontón y el revestimiento es de tablas de madera.
El estilo colonial holandés se ubica principalmente en la zona media de la costa este: Nueva York, Nueva Jersey, Delaware y Pensilvania. La piedra es más característica en este estilo, la pendiente del tejado es también más baja y se ensancha más allá de la parte delantera de la casa, formando un largo alero. Las chimeneas son a dos aguas.
En el estilo colonial francés, los colonos franceses construyeron sus casas principalmente en Luisiana y Mississippi. Los techos de estas casas coloniales son muy inclinados y extendidos, dando lugar a porches a los que se accede a través de puertas francesas. Las áreas de estar principales se construyen sobre cimientos elevados. Los revestimientos pueden ser en madera, ladrillo e, incluso, estuco.
El estilo colonial español se da en Texas, California y el suroeste de Estados Unidos. Son casas más bajas y extendidas, generalmente de un solo piso. Es el estilo arquitectónico original de los actuales estilos Pueblo y Misión. Cuentan con enormes porches cubiertos a lo largo de toda la fachada, o circundantes, y numerosas puertas de salida. Sus paredes son de ladrillos de adobe o piedra, y los tejados en tejas rojas. La parte trasera, generalmente, contiene un patio o jardín privado.
Vía: midecoración
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