Si tenemos en casa las paredes empapeladas, debemos tener cuidado a la hora de limpiarlas, ya que podemos dañar el papel y estropear la pared. Por este motivo, hoy les ofrecemos algunos consejos sobre cómo limpiar las paredes empapeladas.
Manteniendo limpio el papel de las paredes podemos aguantar muchos años con el mismo papel sin la necesidad de cambiarlo cada poco tiempo. Si seguimos una serie de consejos y sencillos trucos, mantendremos estupendas nuestras paredes empapeladas.
Limpiar el papel de las paredes
Lo primero que debemos hacer antes de limpiar las paredes empapeladas es leer las instrucciones del fabricante, si es que aún las conservamos. Si no, podemos comenzar directamente eliminando el polvo de las paredes. Para ello, bastará con utilizar un paño atado a una escoba o simplemente un plumero largo.
Después, podremos pasar a limpiar el papel en seco. Si se trata de un papel antiguo y sin un acabado especial, utilizaremos una esponja de goma natural. Frotaremos ligeramente sobre la pared y eliminaremos la suciedad de la superficie.
Si, por el contrario, se trata de un papel lavable, entonces podremos limpiarlo en húmedo. Usaremos una esponja natural ligeramente humedecida en agua tibia y añadiremos una gotita de detergente. Frotaremos con delicadeza y el papel quedará reluciente. Después, secaremos bien con trapos limpios.
Trucos y advertencias
A la hora de limpiar las paredes empapeladas debemos tener en cuenta que no podemos utilizar paños mojados o muy húmedos, ya que corremos el riesgo de estropear el papel. Además, debemos tener mucho cuidado en las zonas de la pared que presenten rasguños, pues al frotar podemos dañar o romper más el papel.
Otra de las cosas que suelen aparecer en las paredes son huellas de dedos o manchas. Para eliminarlas no hace falta más que utilizar una goma de borrar blanda. Así de sencillo.
En cualquier caso, no es bueno utilizar abrasivos o limpiadores muy fuertes, ya que podemos carcomer el papel y el color o incluso quemarlo.
Basta con recordar que primero tenemos que limpiar en seco, luego humedecer ligeramente con una esponja natural (si el papel es lavable) y, si siguen persistiendo algunas huellas o manchas, utilizar la goma de borrar. Tendremos unas paredes la mar de relucientes.
Vía: Hogar Mapfre
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