Situado cerca de la estación de tren de Kioto, este salón de peluquería debe su nombre al deseo de su propietario de que fuera un espacio fluido y aireado por la brisa, sin que se detuviera nunca. El interior, minimalista y en tonos grises, ha sido proyectado por Sides Core, el estudio fundado por el diseñador Sohei Arao. La peluquería se encuentra en el segundo piso de un antiguo concesionario de coches y ha convertido en propias algunas características destacadas del espacio original como las ventanas curvas en el lado sur, desde donde se contempla la calle principal. El lado norte da a una terraza con un montacargas para coches.
El proyecto decidió aprovechar la marcada profundidad del espacio, característica de los edificios en Kioto, diseñando un espacio en el que se muestran diferentes perspectivas y distintas configuraciones a medida que se avanza hacia el interior. En contraste con la austeridad de la zona de recepción, la zona principal de corte, en el lado sur y frente a la terraza, resulta relajante. En esta parte de la peluquería sólo hay sillas para atender a dos clientes, de modo que puedan disfrutar de una sensación de relax. Las delicadas cortinas semitransparentes se encargan de regular la entrada de luz y lo que pueden ver los transeúntes desde el exterior.
En el centro del establecimiento, la zona de lavado del cabello, en forma de caja y con sólo una abertura de acceso, divide suavemente el interior. En el lado norte, la segunda zona de corte representa el concepto del establecimiento y también es un espacio de asesoramiento y estilismo. Este espacio está definido por dos espejos en forma de libro semiabierto, suspendidos del techo, que, por el lado exterior, permiten que se pueda atender a dos clientes y, por el interior, a uno.
La altura de los espejos y los elementos divisorios se limitó a 150 cm para que la línea de visión fluyera en todo momento y los estilistas pudieran contemplar todo el local sin interrupciones. Esta solución también permite que el interior se perciba como un todo fluido, tal y como deseaba el propietario.
La altura de los espejos y los elementos divisorios se limitó a 150 cm para que la línea de visión fluyera en todo momento y los estilistas pudieran contemplar todo el local sin interrupciones. Esta solución también permite que el interior se perciba como un todo fluido, tal y como deseaba el propietario.
Para más información visiten: Sides Core
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