Las tendencias de interiorismo y decoración están siempre en constante trasiego, aún más si se trata de tendencias relacionadas con espacios como el cuarto de baño o la cocina, como hemos visto varias veces en este blog. Este es el caso de una tendencia que viene haciéndose cada vez más popular y de la que ha llegado el momento de hablar: Las cocinas de obra.
¿Qué son las cocinas de obra?
Como su propio nombre indica, una cocina de obra es aquella en la que los elementos y los muebles de cocina están construidos mediante albañilería, en lugar de realizados en madera u otros materiales. Es decir son cocinas que se “construyen” en lugar de “fabricarse”. Se trata de una tendencia que procede del mundo rural, en tanto que muchas de las casas que nuestros abuelos tienen en el pueblo aún conservan este tipo de cocinas.
Con este origen no es casualidad que el estilo con el que más juego hacen las cocinas de obra sea el estilo rústico. No obstante, es una opción que se puede adaptar a multitud de estilos como el mediterráneo, el shabby chic o el industrial.
Una tendencia práctica y vistosa
En cualquier caso, las cocinas de obra gozan de ciertos puntos fuertes, al igual que cualquier otra tendencia. La más destacable es su resistencia. Ningún mueble de cocina sería capaz de competir en resistencia y durabilidad con estas cocinas fabricadas en escayola, ladrillo o incluso microcemento.
Esta robustez hace que sean una excelente elección también pensando en el largo plazo. Los materiales con los que se construye no son especialmente caros, mientras que los tradicionales muebles de cocina sí lo son, además de deteriorarse rápidamente. Podemos decir que las cocinas de obra se acaban amortizando, pero, eso sí, debe tener muy clara su elección porque necesitará otra obra para eliminarla si cambia de idea.
Una tendencia práctica y vistosa
En cualquier caso, las cocinas de obra gozan de ciertos puntos fuertes, al igual que cualquier otra tendencia. La más destacable es su resistencia. Ningún mueble de cocina sería capaz de competir en resistencia y durabilidad con estas cocinas fabricadas en escayola, ladrillo o incluso microcemento.
Esta robustez hace que sean una excelente elección también pensando en el largo plazo. Los materiales con los que se construye no son especialmente caros, mientras que los tradicionales muebles de cocina sí lo son, además de deteriorarse rápidamente. Podemos decir que las cocinas de obra se acaban amortizando, pero, eso sí, debe tener muy clara su elección porque necesitará otra obra para eliminarla si cambia de idea.
Su otra gran ventaja está en su innegable belleza que hace de los materiales un motivo decorativo en sí mismo. Así, vemos como una cocina de obra puede adoptar cualquier forma o estructura gracias a la versatilidad constructiva de sus materiales. O bien servir de pretexto para que un revestimiento como el azulejo cobre un protagonismo absoluto, creando efectos admirables. Además, estas cocinas encajan perfectamente con el advenimiento de otras tendencias como los espacios de almacenamiento abiertos o el uso cada vez menor de armarios superiores.
Vía: Blog Plan Reforma
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