domingo, 5 de marzo de 2017

Vivir en un callejón de Pekín.

¿Se imagina viviendo en un callejón? En Pekín es posible. En el barrio de Dengshikou, junto al centro histórico de la ciudad, esta peculiar casa en forma de L ocupa el espacio residual que quedaba entre un edificio de dos plantas y el muro perimetral que lo independiza del callejón cercano. Una intervención con la que el estudio de arquitectura B.L.U.E. Architecture Studio ha transformado una antigua vivienda de tan sólo 43 metros cuadrados en un cómodo y funcional espacio que aloja a una familia de seis personas.
Inspirada en los espacios públicos compartidos que llenan los hutong –callejones que dan forma al casco antiguo de la ciudad de Pekín– la Dengshikou Hutong Residence propone una nueva forma de entender el ‘hogar’, como un lugar abierto que forma parte de los espacios públicos urbanos, y donde son las relaciónes, tanto entre las personas que conviven dentro como con el entorno, las que definen el espacio.
La primera planta consta de varias cajas de madera que funcionan como sala de estar, comedor, dormitorio, estudio y cuarto de baño; garantizando que cada habitante cuente con su propio espacio independiente. Entre ellas, un corredor abierto favorece la comunicación entre los miembros de la familia.
Las dimensiones y alturas de cada caja varian según las funciones que albergan en su interior, dando lugar a un nivel superior diáfano escalonado que alberga el espacio dedicado los más pequeños. Materiales como alfombras y redes garantizan la seguridad de los niños y crean un ambiente cálido e íntimo.
Paneles móviles que unen e independizan espacios, e incluso se transforman en originales escaleras, camas sencillas que pueden ser dobles, mesas que multiplican su capacidad o escritorios que aparecen y desaparecen, son algunas de las soluciones que los arquitectos proponen en esta versátil vivienda.
En el interior, la sensación es la de estar al aire libre, gracias a la larga claraboya perimetral que permite la entrada de luz natural a la casa. El corredor que recorre toda la casa no sólo conecta a todas las áreas interiores, sino que además se relaciona con los espacios públicos al aire libre, como una extensión del callejón original.
Hecha de madera y vidrio, la fachada trasera se abre como si de una enorme puerta se tratase, permitiendo que el espacio interior y el patio trasero se unan, y diluyendo límites entre dentro y fuera.

Para más información visiten: B.L,U.E. Architecture
Vía: diarioDESIGN














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