Hay que ser atrevido para apostar por la tendencia decorativa que hoy les proponemos. Coordinar los colores del sofá y la pared del salón no es algo habitual; no, al menos, en determinados colores. A excepción de blanco y gris, todas las alternativas cromáticas conducen a resultados que se salen de lo prefijado.
Elegir un sofá y pintar la pared de su mismo color; esa es la idea que hoy les proponemos. El objetivo es que el sofá se mimetice con la pared o dicho de otra forma, se camufle en ésta. No queremos que un elemento destaque sobre el otro, sino que sea el conjunto el que llame la atención.
Obtener un resultado mas o menos atrevido dependerá del color escogido. Apostar por colores neutros como blanco o gris nos llevará a resultados luminosos, frescos y sobrios. Es la alternativa más popular de cuantas hoy les mostramos y la que nos permite jugar con una mayor libertad con el color en los accesorios.
Resulta sencillo adaptar el gris a espacios modernos de carácter industrial, con paredes o suelos de hormigón. El blanco, por su parte, es el preferido para decorar salones tanto clásicos como modernos. Es, sin embargo, menos sufrido que el primero; no todas las viviendas “soportan” un sofá blanco.
Cuando abandonamos los colores neutros, logramos resultados más llamativos. Colores oscuros como el azul o el verde son los favoritos para imprimir un toque elegante y sofisticado a salones con una arquitectura clásica; suelos de madera, techos alto y grandes ventanales. Recuerde que los colores oscuros tienden a reducir visualmente los espacios si no se utilizan con inteligencia.
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