El proyecto consiste en la reforma integral de un piso de principios del siglo XX, ubicado en la Gran Vía de les Corts Catalanes (una de las arterias principales de la ciudad), en pleno ensanche barcelonés, que responde a las características tipológicas entre las épocas modernista - novecentista (piso alargado, muy compartimentado, con dos fachadas, una a la calle y la otra al patio interior de manzana, estructura vertical de muros de carga y forjados de bóvedas cerámicas). El piso se encontraba en su estado original, sin cambios sustanciales, conservando todavía el pavimento original, carpintería y techos artesonados, todo en avanzado estado de degrado debido al paso del tiempo.
El proyecto pretende preservar y valorizar todos los elementos existentes, recuperando los elementos originales modernistas y readaptando los espacios de servicio para darles funcionalidad, manteniendo un equilibrio de colores y materiales que lo convierten en un conjunto armónico y cálido.
El eje del proyecto es el pasillo central que conecta la zona privada con la pública, ubicadas cada una en una zona opuesta del piso. Se mantiene la estructura del pasillo original, mientras que las dependencias adyacentes se convierten en una caja de madera de arce que contiene las estancias de servicio de la casa, formando un volumen compacto, que se rompe cada vez al entrar en su interior. Las tonalidades claras de la madera de arce se combinan con los tonos cálidos del suelo, dejándole todo el protagonismo.
La zona de noche viene marcada fuertemente por la recuperación de todos los elementos originales del piso, los techos artesonados de molduras de yeso, las puertas y ventanas originales, así como el pavimento. Esto ha supuesto un reto sumamente interesante, ya que preservar estos elementos ha hecho replantear las instalaciones para adaptarlas ellos. Un buen ejemplo de ello son las habitaciones, ya que se ha decidido utilizar sistemas de ventilación en lugar de aire acondicionado, teniendo en cuenta también criterios medioambientales.
El pavimento es otro gran protagonista de la casa. Se trata de un suelo de mosaico (otro elemento muy característico del periodo modernista-novecentista) de piezas de 10x10 cm., con diseños y colores que van cambiando en todas y cada una de las estancias, como si de alfombras se trataran, dando continuidad a todo el espacio y entrelazando los elementos antiguos con los nuevos.
En la zona pública, formada por salón, comedor, cocina y zona de galería - estudio, se han querido dejar a la vista los elementos constructivos del edificio, como el forjado de bóvedas de cerámica con viguetas metálicas o las paredes de fábrica de ladrillo, estos elementos han querido ser resaltados con luces indirectas, obteniendo juegos de luces y sombras que destacan la esencia de cada material. A diferencia de la zona noche, se ha marcado fuertemente la intencionalidad de diseño industrial, de inspiración novecentista, realizando la climatización por toberas y eligiendo pocos elementos de decoración que exaltaran la materia en su estado original.
En definitiva se ha conseguido dar nueva vida a un piso histórico, el cual con el paso del tiempo había quedado en el olvido, pudiendo conservar su su esencia arquitectónica original con el confort de una vivienda moderna del siglo XXI.
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