Cuando afrontamos el diseño de un baño podemos tomar decisiones respecto al modelo de inodoro, la grifería, el alicatado de las paredes o sobre si preferimos instalar ducha o bañera, pero hasta hace poco más de una década el lavabo solía quedar relegado a la última de las decisiones.
Hasta entonces el lavabo se concebía en dos versiones: o bien encastrado en la encimera o bien exento como una sola pieza (el clásico lavabo con pie). Éstas de hecho son aún las dos clases de lavabos más frecuentes que podemos encontrar en la mayoría de hogares:
Lavabos exentos y encastrados
Los lavabos exentos fueron los primeros en aparecer y respondían a una necesidad totalmente funcional, formados por una pieza cóncava para albergar el agua y un pie para sostenerla y ocultar en él sus instalaciones. Lo positivo de estos lavabos es que se adaptan con facilidad en relación al espacio disponible, con modelos que varían de tamaño según sea necesario. A cambio tienen el inconveniente de no poseer ningún tipo de superficie útil de encimera para dejar accesorios, quedando limitados al pequeño borde de la pila.
Este obstáculo lo paliaron los lavabos encastrados, que van “encajados” en la encimera sobre un mueble almacenaje que además de ocultar el sifón y las tuberías en su interior permiten el almacenaje de productos y objetos de higiene y aseo personal como toallas, cepillos, el secador, etc. Éstos últimos han proliferado mucho por su estética pero sobre todo por su funcionalidad, ya que el contar con una superficie de apoyo alrededor del lavabo a la hora de asearse o maquillarse supone un plus de comodidad. Además sus diseños son más versátiles que los anteriores, pudiendo elegir múltiples combinaciones tanto para el acabado del mueble inferior como de la encimera. En contra tienen su robustez y gran tamaño nada apropiados para baños pequeños,
Precisamente para “aligerar” el aspecto del aseo y adecuarse al reducido tamaño de los baños pequeños el concepto de lavabo evolucionó hacia los lavabos sobre encimera, que ofrecen las ventajas de los dos anteriores (la optimización del espacio de los exentos y la superficie de encimera útil y la posibilidad de almacenaje en volumen de los encastrados, uniéndole además una estética diferente, novedosa y ligera.
Los lavabos sobre encimera no cuentan con una forma o estilo estandarizado lo que favorece la diversidad de diseños casi a gusto del consumidor pudiendo hacerse a medida o bien eligiendo modelos ya existentes en el mercado.
A la hora de decantarse por un lavabo sobre encimera hay que decidir sobre varios elementos:
Los lavabos sobre encimera no cuentan con una forma o estilo estandarizado lo que favorece la diversidad de diseños casi a gusto del consumidor pudiendo hacerse a medida o bien eligiendo modelos ya existentes en el mercado.
A la hora de decantarse por un lavabo sobre encimera hay que decidir sobre varios elementos:
1) La pila
Puede adoptar la forma y profundidad deseadas. En este sentido, a nivel estético quedan especialmente bien los redondos, aunque también se encuentran en el mercado tanto cuadrados como ovalados. También tendremos que seleccionar el material, desde la clásica cerámica al vidrio, pasando por maderas tratadas o resinas plásticas como el corian.
2) La encimera
Puede variar en materiales y composición. Podremos elegirla en madera tratada para darle un aire rustic chic, en corian para un efecto minimalista, en DM lacado, en piedra natural o en los materiales clásicos de las encimeras de cocina, como el Silestone, que nos permiten elegir entre múltiples colores.
Además, también podemos elegir el grosor. Estéticamente si va sola quedará mejor gruesa; si lleva mueble debajo puede elegirse de un grosor más fino.
Además, también podemos elegir el grosor. Estéticamente si va sola quedará mejor gruesa; si lleva mueble debajo puede elegirse de un grosor más fino.
3) El mueble almacenaje
La opción de almacenaje inferior también puede elegirse en base a múltiples opciones: desde la más sencilla (una simple balda flotante) hasta una estructura de mueble con cajones a suelo, pasando por un segundo estante bajo en el que almacenar cajas, una cajonera exenta o bien pequeños cajones suspendidos.
La desventaja que muchos le asocian a las baldas exentas es la presencia general de las tuberías vistas. No obstante, con el auge del estilo industrial esta tendencia se encuentra cada vez más al alza, aportando un toque desenfadado e informal además de moderno. De ahí que lo más habitual sean las modalidades intermedias basadas en muebles de mayor o menor tamaño en los que destaca la pila y se ocultan las demás instalaciones por el interior.
Vía: Decofilia
Vía: Decofilia
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