Hace más de un siglo que la luz eléctrica ilumina todas nuestras actividades y sin embargo, a pesar de la cantidad de posibilidades que nos ofrece el mercado, no podemos decir que la iluminación artificial esté siempre bien lograda. Uno de los errores que ocurren con más frecuencia es darle más importancia al aspecto de los aparatos en cambio de priorizar el diseño de la luz.
Como en el resto de conceptos y operaciones que hemos de abordar a la hora de diseñar el espacio interior, el diseño de la iluminación interior también es necesario. Y al igual que ocurre con los otros temas, buscar soluciones coherentes, de acuerdo con las características y funcionalidad del espacio, facilita la obtención de buenos resultados.
En líneas generales hemos de tener en cuenta una consideración general muy importante. Luego de leerla parecerá de perogrullo, pero a la vista está que no es así:
Para que una luz resulte correcta, hay que tener en cuenta el uso al que está sirviendo.
Para que una luz resulte correcta, hay que tener en cuenta el uso al que está sirviendo.
Para las actividades concretas (y estáticas), leer, cocinar, etc., por norma general hemos de dirigir la luz hacia abajo o hacia el lugar donde se realice la actividad.
En espacios de paso (pasillos, recibidores), donde no hay actividades estáticas concretas, es preferible dirigir la luz hacia el techo (que por rebote dará unas características difusas y expansivas) o hacia las paredes (con lo que se conseguirá resaltar las texturas de las superficies)
En espacios mixtos, donde se solapan actividades funcionales y de relax (dormitorios, salón-comedor), será conveniente disponer distintas fuentes de luz, de distintas intensidades, a diferentes alturas, que proyecten niveles de luz distintos según el momento del día. De este modo, se evitan fuentes de luz cegadoras y molestas (además de evitar despilfarro económico y energético), y los matices ayudarán a crear una atmósfera estimulante, confortable y enriquecedora del espacio.
Para ilustrar todo lo dicho, les dejamos algunos espacios sugerentes, estimulantes, llenos de matices y sutilezas conseguidos con un buen diseño de la iluminación interior.
Para ilustrar todo lo dicho, les dejamos algunos espacios sugerentes, estimulantes, llenos de matices y sutilezas conseguidos con un buen diseño de la iluminación interior.
En la mayoría de estos ejemplos, han podido comprobar que se ha valorado la luz por encima de los aparatos que la producen, aprovechando (incluso creando), planos, hendiduras, refundidos. Porque en definitiva, a la iluminación artificial, se le puede pedir bastante más que “alumbrar nuestras actividades”.
Un proyecto de iluminación bien resuelto, puede ayudar crear el carácter del espacio interior, propiciar diferentes atmósferas según el momento del día, elevar a una categoría superior un simple material de construcción, activar el espacio y sacudir las emociones.
Un proyecto de iluminación bien resuelto, puede ayudar crear el carácter del espacio interior, propiciar diferentes atmósferas según el momento del día, elevar a una categoría superior un simple material de construcción, activar el espacio y sacudir las emociones.
Vía: blog Plan Reforma
Foseado lineal en falso techo con iluminación indirecta (led bajo consumo) para pasillos de circulacion. |
Tabiques que no llegan al techo ni al suelo, y generan fosos de iluminación lineal superior e inferior + iluminación dirigida sobre obras de arte. |
Iluminación casi teatral en zona de paso: Luz indirecta conseguida con rehundidos en tabiques, suelo y techo, y luminarias de haz cerrado. |
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