

La cubierta está revestida del mismo material que las fachadas, colocado directamente sobre la impermeabilización, para detener la caída de la nieve.

La planta baja cuenta con un gran salón comedor, cocina americana y hasta un garaje. El garaje es un guiño a los hogares estadounidenses de la década de 1960 y 70. En la zona de estar, la luz natural penetra a través de grandes ventanales que ofrecen también vistas panorámicas del jardín.
Para conseguir este gran espacio diáfano se han eliminado pilares y se han reforzado las vigas del techo. En continuidad con el paisaje, la paleta de colores del interior se resuelve en dos tonos: el blanco y el negro.
La sensación de amplitud se acentúa gracias a un suelo de losas de gran formato (120×60 cm), que también se utilizan en los baños.

Una de las habitaciones tiene vistas a la Aiguille du Dru y posee una característica especial: un mirador adosado a la fachada. Está pensado como una ‘caja de metal’ y es un espacio para relajarse y contemplar la espectacular vista de uno de los picos más emblemáticos de los Alpes.
La cabaña está equipada con una bomba de calor y cuenta con un aislamiento de lana de roca de 35 cm de espesor en las paredes y 30 cm en el techo, lo que la convierten en un modelo de eficiencia energética.
En definitiva, una casa de ensueño para los amantes de la montaña y la nieve.
La cabaña está equipada con una bomba de calor y cuenta con un aislamiento de lana de roca de 35 cm de espesor en las paredes y 30 cm en el techo, lo que la convierten en un modelo de eficiencia energética.
En definitiva, una casa de ensueño para los amantes de la montaña y la nieve.
Para más información visiten: Chevallier Architectes
Vía: diarioDESIGN
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