
Por otra parte, la clínica está ubicada en un edificio de alto valor patrimonial por lo que la intervención sobre la fachada debía efectuarse con sumo cuidado. Después de hablar con las administraciones responsables, se optó por una solución que ayudase a destacar este elemento arquitectónico respetando siempre el exterior pre-existente. La solución fue un juego rejas visualmente efectistas y, al mismo tiempo, lo suficientemente transparentes para dejar ver la piedra de la fachada y no entorpecer una lectura de conjunto.


Una piel de acero retroiluminada sirve para indicar las zonas operativas de la clínica, uniéndolas a la pared de piedra original y ligando así la parte funcional propia del negocio con un elemento de carácter patrimonial. Por otro lado, el pavimento continuo y el revestimiento metálico ayudan a construir un espacio aséptico y limpio. Mientras que en la sala de espera y recepción, se han empleado madera y tejido para que resultasen más acogedoras.
Explican sus autores que el “hilo conductor del proyecto ha sido a través de una vivienda tradicional marinera gallega con ciertos matices, enfatizar aspectos tradicionales desde un punto de vista contemporáneo”.
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