El diseñador Maurice Mentjens ha diseñado los interiores de Skunk & Relax, un coffee shop en la ciudad de Sittard, que también vende drogas blandas sólo para adultos de residencia holandesa. Ambos espacios disfrutan de una personalidad independiente, donde Mentjens hace referencia a las experiencias alucinatorias y a la planta del cannabis.
Para cumplir con la estricta normativa, el propietario quería dos locales independientes dentro del mismo espacio, cada uno con su entrada y salida respectivas, pero interconectados internamente dentro de una difícil planta triangular. La parte de tienda centra la atención desde la calle mientras que el café se encuentra en la parte posterior. Dos pasillos, que ocupan un espacio considerable, unen ambos establecimientos que comparten los baños, una zona de servicio y una caseta de vigilancia.
Cada uno de los locales luce su propio estilo. En Skunk, el mostrador de ventas es naranja brillante, el techo está tachonado por cilindros grises fonoabsorbentes, dispuestos siguiendo un patrón determinado, y las mesas y las sillas de madera de Alexander Pelikan aportan un toque rústico moderno.
Este mismo mobiliario se utiliza en Relax, pero aquí dispuesto para crear un romántico jardín delimitado por paredes cubiertas de hiedra. En el techo, grandes claraboyas de 120 cm de diámetro aseguran, durante el día, la entrada de luz natural mientras que de noche están iluminadas con focos desde el exterior. Combinadas con las lámparas circulares de la pared causan la impresión de que se está rodeado de lunas llenas.
Para aprovechar los pasillos, explica Mentjens, estos se han transformado en “espectaculares espacios experienciales” que producen una sensación de infinito gracias a la combinación de una pared exterior de cristal y un espejo en la pared interior. El resultado es que el espacio parece más grande de lo que realmente es. Además, todas estas paredes están decoradas con tiras semitransparentes en varios tonos de verde, a modo de tallos de cannabis.
La sensación de infinito se intensifica en el pasillo que conduce fuera del café, ya que los paneles reflectantes en el extremo del corredor hacen que los visitantes sólo vean un camino sin fin que atraviesa un campo casi infinito. “La alucinación, explica el diseñador, consiste en que, como Alicia en el País de las Maravillas, se está caminando por un campo de ‘hierba’ con una hilera de plantas a cada lado.
Para más información visiten: Maurice Mentjens
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