“Liquid Light”, el trabajo de la joven diseñadora noruega Kristine Five Melvær, forma parte de un proyecto de mayor envergadura inspirado en la naturaleza muerta. Las lámparas pertenecientes a esta serie están basadas en las que usaban los zapateros del siglo XVIII para poder trabajar en la oscuridad. Un homenaje a una época en la que la tecnología actual todavía quedaba lejana, así que el ingenio se imponía a la falta de recursos.
Las lámparas que vemos en estas imágenes consisten en un recipiente circular de vidrio que amplifica la luz de una pequeña vela situada en un lateral del conjunto. En el interior de este recipiente, además de agua, puede haber hojas, plantas acuáticas o líquidos de color, de ahí que se consideren como lámparas de naturaleza muerta.
El agua del interior funciona como una lente que proyecta la luz y la expande, obteniendo este tipo de iluminación tan íntima. Un platito de madera no sólo se encarga de recoger la cera de la vela para que no manche ninguna superficie, también permite que transportemos esta pequeña linterna a donde queramos.
Un mecanismo sencillo, como ven, creado con ese ingenio que se despierta en los momentos de máxima necesidad. La bella luz que emiten estas lamparitas era la encargada de amenizar las veladas en muchos hogares antes de la invención de la electricidad. Hoy en día también pueden resultar prácticas, o más bien curiosas, como un complemento decorativo más. Las podemos usar como centro de mesa o para iluminar nuestras noches desde una mesita.
Por este y otros trabajos, su creadora ha sido nominada ya varios años consecutivos a diversos premios importantes en el mundo del diseño, de los que se ha llevado alguno que otro. La idea no deja de ser sorprendente y de tener su encanto, sobre todo por esa vuelta a los orígenes, a la creación de pequeños objetos cotidianos hechos con tanta sencillez e ingenio.
Para más información visiten: Kristine Five Melvær
Vía: Guía para decorar
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