
El proyecto de arquitectura e interiorismo se ha desarrollado en paralelo esto ha permitido un conseguir un resultado homogéneo.

El cambio de uso de oficinas a residencial público, implicaba crear un 20% de patios, esto nos llevó a vaciar el centro del edificio existente, colocando el patio y los núcleos de comunicación vertical, formado por escaleras, ascensores y montacargas. El patio cumple varias funciones, ventila las escaleras, da continuidad espacial, permite la entrada de luz natural a través del lucernario superior hasta planta baja. Es el espacio por donde circulan los ascensores de cristal de clientes. La medianera de cierre del patio se resuelve con un muro de espejos, que duplica el tamaño del patio y crea interesantes relaciones visuales desde los diferentes niveles.

Dentro de las habitaciones, el baño se ha atomizado, en el sentido de que las tres piezas, sanitario, lavamanos y ducha o bañera ocupan un lugar propio en la habitación, posibilitando el uso simultáneo de los mismos. La ducha y los sanitarios aparecen como cabinas de cristal blanco integradas en las paredes de las habitaciones. Estas cabinas se cierran con puertas de cristal con serigrafías como una reinterpretación de elementos del “optical art”.


Las zonas comunes se sitúan en planta baja y se dividen en tres zonas. La primera al lado del acceso sirve de bar-recepción, la segunda situada bajo el patio es la zona de estar o salón y la última es la de comedor con cocina vista a través de un hueco panorámico, que permite ver al equipo del chef Paco Pérez en acción.
Aparecen unos ángeles blancos en esculturas o imágenes que puntúan los diferentes espacios, como criaturas habituales que ejercen de protectores de los usuarios del hotel, son obra del escultor Christoph Mertens.
Para más información visiten: GCA Arquitectes
Fotografías: Jordi Miralles
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