domingo, 9 de febrero de 2014

Restaurante Naia, de Mikel Otaegui, en Lanzarote

Si tienen la fortuna de vivir o viajar a Lanzarote, no pueden dejar de ir a comer o cenar al restaurante Naia, capitaneado por Mikel Otaegui, un pequeño pero coqueto local ubicado en la explanada de la Avenida de César Manrique 33, en El Charco de San Ginés, Arrecife.


La ubicación no puede ser más apetecible. Fíjense qué vistas del puerto hay desde la terraza del Naia. Se preguntarán por qué el nombre: naia, en euskera, significa ‘deseo‘, y eso ha sido este proyecto para Mikel y Marta, su mujer, el “deseo de compartir sabores auténticos y únicos en un ambiente mágico”. ¡Deseo cumplido!

Desde los platos hasta la decoración, todo fue confeccionado con cabeza y corazón, muy bien pensado para que el ambiente fuera armónico con sus recetas: sencillo y moderno, sin florituras superfluas, pero lleno de detalles con un encanto natural. Para el interiorismo contó con la colaboración del arquitecto Andrés Medina Toledo, quien concibió una caja gris cemento, con detalles industriales, rejilla metálica y profusión de acero y aluminio, que suavizó con elementos en madera y toques vegetales. Andrés Medina también se encargó del diseño corporativo, utilizando la rejilla como imagen del restaurante.

El espacio cuenta con once mesas de diferentes formatos y tamaños, que se prolongan desde el interior hasta la terraza, abierta de par en par. En realidad se trata de un espacio completamente abierto, que se aprovecha del magnífico clima isleño, pero que también se puede resguardar de la lluvia en las épocas más torreciales. En la imagen, una mesa redonda de madera robusta, rodeada de las sillas Eames.

El espacio se aprovechó al máximo para dar cabida a mesas de dos, cuatro y seis comensales, aunque, desde luego, también se pueden juntar. Desde cualquier parte del Naia se disfruta de las vistas a El Charco de San Ginés, zona que últimamente se ha puesto muy de moda en Arrecife.

El recurso de la rejilla para crear espacios independientes pero con visibilidad ha sido todo un acierto en el proyecto de interiorismo. Los productos que se consumen y que Mikel utiliza en su cocina están expuestos y forman parte de la decoración. Mikel apuesta por una cocina sana, natural, con ingredientes estacionales y de la zona, y todo ello se muestra para que no quepa duda de su procedencia y frescura.

Para esta decoración de estilo industrial, pero cálida y amable, se han elegido algunos diseños clásicos como los taburetes Tolix, que aparecieron en los años 20 y que, un siglo después, siguen de plena actualidad.

Detalle de las lámparas del local, realizadas a base de bombillas decorativas colgando de un cable. El proyecto de iluminación fue muy estudiado, ya que, al ser un espacio abierto, había que tomar en cuenta la luz exterior para poder crear una atmósfera adecuada en su interior.

Todo el espacio está lleno de pequeños detalles que evidencian el cuidado con que el restaurante Naia fue creado: la rejilla, presente incluso en objetos decorativos, el gris en diferentes tonalidades como telón de fondo, y plantas en maceta, indispensables para suavizar el resultado final.

Incluso la carta hace un guiño al estilo industrial, pues se ha utilizado el típico tablón con pinza de las oficinas antiguas. Como ven, el ingenio no está reñido con la austeridad.

Para más información visiten: Restaurante NaiaAndrés Medina Toledo 
Vía: decoratrix



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