Comencemos por los colores, base de prácticamente cualquier decoración que nos planteemos. En este caso deberá valerse de los tonos más naturales, claros y neutros como los tonos crema, blanco roto, tostados o bien con otros de colores pastel (verdes, azules o violetas, por ejemplo), que crearán el fondo de este ambiente de relax que pretendemos transmitir.
El mobiliario debe ser necesariamente de madera (tonos naturales o pintados en blanco) complementada o no por otros materiales como el vidrio, el ratán o la forja, por ejemplo, y caracterizarse por las líneas más bien rectas y sencillas.
En cuanto a la ornamentación, puede valerse de todo tipo de accesorios de tipo romántico propios de las casitas de campo como antiguas vasijas, restos de vajillas, algunos espejitos, lamparillas de lectura o una buena estantería para los libros, por ejemplo.
A la hora de escoger los textiles tiene relativa libertad, pues aunque serán sus gustos los que tengan la última palabra lo cierto es que no está de más que apueste por la combinación de telas estampadas (a cuadritos vichy, con estampados florales, rayitas, etc.) con otras lisas. En cuanto a los colores, lo mejor es apostar en general por los más claritos para después destacar algunas piezas con un color más intenso y llamativo.
Por último, las plantas y las flores son también un imprescindible en la decoración, por lo que ya puede comenzar a pensar en aquellos ejemplares que más le gustan teniendo en cuenta sus características.
Vía: Interiorismos
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