

Situado en un edificio de ladrillo del año 1947, la pareja se tomó su tiempo, más de un año, para ir diseñando esta superficie a su aire, transformándola de una vivienda común a una más adaptada a sus gustos personales. “La casa no estaba en malas condiciones”, cuenta Josephine, “pero le faltaba un poco de color”.
La cocina, con un diseño muy moderno y electrodomésticos de la firma sueca por excelencia, IKEA, es un espacio amplio, tan lleno de luz como el resto de la vivienda. Las lámparas en línea del techo son un detalle de Josephine, que adora las luces industriales y además cuenta con su propia tienda de diseño de interiores. Un detalle vintage que proporciona tanta personalidad como un encanto natural. Este tipo de lámparas están presentes en otras habitaciones, como veremos.
El color elegido para decorar los interiores ha sido el blanco, un color base sobre el que se combinan otros detalles más personales y que suponen la nota de color, evitando caer en la frialdad. Los múltiples accesorios en madera natural o en madera pintada hacen de este apartamento un lugar acogedor con mucho encanto. Se nota que sus propietarios han puesto mucho cuidado a la hora de reformar y de decorar, y que les gusta el resultado.

En la parte superior de la casa destaca el espacio natural que rodea al dormitorio. Los amplios ventanales y sus vistas se convierten en un verdadero lujo. La sencillez de la decoración pone de manifiesto cómo con poco contenido se puede crear un espacio de lo más confortable.
Somier vintage para el cuarto supletorio. Los suelos de tarima blanca son otra de las maravillas que esta casa ofrece.
Detalle del cabecero de la cama con lamparita envejecida. El ventilador es otra pieza también para coleccionistas.
Vía: Guía para decorar
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