Ha sido la interiorista Olga Palmero Mazón la encargada de darle nueva vida a este singular espacio, que, como ella misma dice, tantas cosas habrá vivido entre sus paredes desde su instalación en 1966.
"El Despacho del Embajador era la única estancia de todo el edificio que aún permanecía amueblada, como si el tiempo se hubiese detenido ahí desde 1966. La mesa de reuniones de madera de cebrano con pequeñas sillas tapizadas a su alrededor, el imponente escritorio con un grueso vidrio, el revestimiento de madera de las paredes, la moqueta y las caídas de las cortinas azul plomizo, las lámparas de vidrio mate.
Sin embargo, a pesar de esa medida intrusión, se ha potenciado mucho el espacio, que ahora es, sobre todo, mucho más alegre. Los elementos se han redistribuido, la mesa redonda de reuniones ha pasado al fondo y la zona de sofás queda ahora cercana a la mesa del embajador, enmarcada por una alfombra.
El papel de dibujos geométricos que ahora reviste la pared de impacto de la mesa del embajador y la del distribuidor del fondo, donde se ubica el antiguo baño y un pequeño closet, ha contribuido en gran medida al cambio.
El nuevo sofá, en un color muy similar al antiguo, está acompañado de mesitas y complementos de La Oca Selezione y La Oca Outlet, perfectos para su época pero, como ven, de rabiosa actualidad. La butaca anaranjada sirve de contrapunto al conjunto aportándole un toque de color.
En estas imágenes podemos apreciar algunos detalles curiosos, como la máquina de escribir y la vitrina donde ahora se guardan algunas cosas divertidas, como el gorro de bobby, que se encontraron en la embajada durante la transformación.
Aunque no podemos apreciarlo aquí también se mantiene en el despacho un diseño BTicino de los años sesenta, ya que por aquel entonces la firma era ya puntera en creatividad y diseño.
Los detalles como el cojín con la bandera británica, el teléfono rojo y el póster de James Bond, terminan por aportan un toque de humor british que desde luego no podía faltar.
Como el que puso el actual embajador, Giles Paxman, que acaba de pasarse por Casa Decor. Aunque confesó que él nunca había ejercido su cargo en la antigua embajada, quedó gratamente sorprendido por la veracidad de la recreación realizada en el despacho.
Tras completar el recorrido de la exposición, Giles Paxman firmó en el Libro de Honor de Casa Decor, sentado en el sillón que ocuparon algunos de sus antecesores en el cargo.
Para más información visiten: Casa Decor
Vía: Decoesfera
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