La diseñadora Anne-Sophie de Vargas ha realizado junto a la arquitecta Adriana Porta Nobell la reforma de una vivienda en una finca catalogada del Eixample de Barcelona.
La rehabilitación llevada a cabo es un diálogo entre el respeto que impone un edificio bien conservado, con una arquitectura digna y buenos materiales que ahora se entienden de un modo diverso y un modo de habitarlo que nada tiene que ver con la cultura y los modos de vivir de los clientes actuales.
Para adaptarse a los parámetros actuales de confort, se ha dispuesto la zona de estar en contacto con el patio interior de manzana, y las habitaciones en el otro extremo, abiertas a la calle y al patio catalogado, conectando las dos zonas a través de un pasillo.
El estar une las habitaciones de su zona derribando los tabiques hasta la altura de las molduras, aprovechando su huella para iluminar los diversos ambientes que crea: la cocina adosada a la medianera, el comedor en contacto con el patio, el estudio en la galería. De esta manera, la vivienda dispone de iluminación y ventilación cruzadas.
Las tres habitaciones se organizan en torno a dos paredes gruesas que contienen armarios en ambos lados. Dos de ellas dan a la calle y la tercera a un patio. Las habitaciones de los niños aprovechan la diferencia de altura entre la parte superior del armario y el techo para disponer en altillo la cama, segregando el espacio de dormir en una zona más íntima, en alto, liberando el resto del espacio para estudio o estar.
En la zona interior de la vivienda, dos baños simétricos se abren a un vestidor con luz natural, cerrado respecto del paso, creando más privacidad y flexibilidad de uso.
Pero son los acabados y materiales los que hermanan la rehabilitación con la construcción original. El pavimento de madera de roble unifica toda la intervención, que recicla buena parte de los elementos singulares existentes, incorporándolos a los diversos ambientes: medallones de escayola, cornisas que, en el caso de la habitación principal, conservan cabezas de ángeles en sus cuatro esquinas, carpinterías interiores y exteriores, y los mosaicos hidráulicos originales. El toque de color lo aporta la colección Digit de Cristian Zuzunaga para Nanimarquina y Kvadrat.
Para más información visiten: Anne-Sophie de Vargas, Adriana Porta Nobell
Vía: diarioDESIGN
La rehabilitación llevada a cabo es un diálogo entre el respeto que impone un edificio bien conservado, con una arquitectura digna y buenos materiales que ahora se entienden de un modo diverso y un modo de habitarlo que nada tiene que ver con la cultura y los modos de vivir de los clientes actuales.
Para adaptarse a los parámetros actuales de confort, se ha dispuesto la zona de estar en contacto con el patio interior de manzana, y las habitaciones en el otro extremo, abiertas a la calle y al patio catalogado, conectando las dos zonas a través de un pasillo.
El estar une las habitaciones de su zona derribando los tabiques hasta la altura de las molduras, aprovechando su huella para iluminar los diversos ambientes que crea: la cocina adosada a la medianera, el comedor en contacto con el patio, el estudio en la galería. De esta manera, la vivienda dispone de iluminación y ventilación cruzadas.
Las tres habitaciones se organizan en torno a dos paredes gruesas que contienen armarios en ambos lados. Dos de ellas dan a la calle y la tercera a un patio. Las habitaciones de los niños aprovechan la diferencia de altura entre la parte superior del armario y el techo para disponer en altillo la cama, segregando el espacio de dormir en una zona más íntima, en alto, liberando el resto del espacio para estudio o estar.
En la zona interior de la vivienda, dos baños simétricos se abren a un vestidor con luz natural, cerrado respecto del paso, creando más privacidad y flexibilidad de uso.
Pero son los acabados y materiales los que hermanan la rehabilitación con la construcción original. El pavimento de madera de roble unifica toda la intervención, que recicla buena parte de los elementos singulares existentes, incorporándolos a los diversos ambientes: medallones de escayola, cornisas que, en el caso de la habitación principal, conservan cabezas de ángeles en sus cuatro esquinas, carpinterías interiores y exteriores, y los mosaicos hidráulicos originales. El toque de color lo aporta la colección Digit de Cristian Zuzunaga para Nanimarquina y Kvadrat.
Para más información visiten: Anne-Sophie de Vargas, Adriana Porta Nobell
Vía: diarioDESIGN
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