Si Oaxaca es la mejor muestra de cómo las costumbres pre-hispánicas se mezclaron con el Nuevo Mundo, el Hotel Azul es el ejemplo de cómo el arte oaxaqueño también se puede fusionar con el mejor diseño contemporáneo.
De hecho, el arte, el diseño y la propia Oaxaca son el alma de este hotel boutique, situado en el centro de la capital del Estado y ubicado sobre una antigua casona, conocida antiguamente como La casa azul.
Los mejores artistas y diseñadores del Estado han firmado el proyecto y la cultura oaxaqueña se palpa en cualquier rincón del edificio, desde la decoración hasta el menú del hotel.
Aunque no es casualidad que estos tres elementos sean los protagonistas, pues Oaxaca es uno de los grandes exponentes artísticos y culturales del país. De modo que el trabajo capitaneado por el estudio Esrawe es un homenaje, y a su vez una contribución, a la personalidad y el legado artístico de este Estado.
El Hotel Azul es también, “un concepto diferente de hotel boutique”, afirman, ya que pese al interiorismo contemporáneo, conserva la calidez y el ambiente de la Oaxaca colonial.
Los responsables de este logro son el estudio Esrawe, que se ha encargado del interiorismo (en el que por supuesto el color azul manda), y Pedro Luis Macias Bustamante, quien, en coordinación con el grupo Tres Manos Arquitectura, acondicionó el edificio, respetando los elementos de la arquitectura local como los arcos de medio punto, los suelos de piedra o los techos elevados.
El equipo de Héctor Esrawe a su vez se encargó del mobiliario, de líneas sencillas y acordes con el de la antigua casona.
También de algunas piezas de arte como el panel del lobby compuesto de triángulos negros.
Para el apartado artístico Esrawe delegó en los mejores artistas plásticos del Estado como Francisco Toledo.
Toledo, uno de los mayores representantes de la cultura oaxaqueña a nivel internacional, creó varias piezas de arte para el hotel como el mosaico del suelo del comedor, también llamado Salón Azul.
Los artistas invitados – Rubén Leyva, José Villalobos, Luis Zárate, el colectivo Frijol y el propio Toledo, se encargaron cada uno de diseñar una suite bajo su criterio creativo. En total cinco suites de las 20 habitaciones de las que dispone Azul.
La presencia de Oaxaca, por su parte, se ve en las obras de Toledo, pero también en la fisonomía del propio edificio (casas-patio con suelos de baldosas y vigas de madera a la vista).
También en elementos de decoración tradicional como, por ejemplo, las alfombras de colores, las cuales conviven con los muebles más contemporáneos de Esrawe.
La cerámica y el color azul – en todas sus tonalidades posibles – son, sin duda, los protagonistas del hotel.
Las obras de Francisco Toledo están repartidas por todo el edificio, convirtiéndose el hotel en una galería de arte instantánea.
Para más información visiten: Hotel Azul Oaxaca, Esrawe
Vía: diarioDESIGN
De hecho, el arte, el diseño y la propia Oaxaca son el alma de este hotel boutique, situado en el centro de la capital del Estado y ubicado sobre una antigua casona, conocida antiguamente como La casa azul.
Los mejores artistas y diseñadores del Estado han firmado el proyecto y la cultura oaxaqueña se palpa en cualquier rincón del edificio, desde la decoración hasta el menú del hotel.
Aunque no es casualidad que estos tres elementos sean los protagonistas, pues Oaxaca es uno de los grandes exponentes artísticos y culturales del país. De modo que el trabajo capitaneado por el estudio Esrawe es un homenaje, y a su vez una contribución, a la personalidad y el legado artístico de este Estado.
El Hotel Azul es también, “un concepto diferente de hotel boutique”, afirman, ya que pese al interiorismo contemporáneo, conserva la calidez y el ambiente de la Oaxaca colonial.
Los responsables de este logro son el estudio Esrawe, que se ha encargado del interiorismo (en el que por supuesto el color azul manda), y Pedro Luis Macias Bustamante, quien, en coordinación con el grupo Tres Manos Arquitectura, acondicionó el edificio, respetando los elementos de la arquitectura local como los arcos de medio punto, los suelos de piedra o los techos elevados.
El equipo de Héctor Esrawe a su vez se encargó del mobiliario, de líneas sencillas y acordes con el de la antigua casona.
También de algunas piezas de arte como el panel del lobby compuesto de triángulos negros.
Para el apartado artístico Esrawe delegó en los mejores artistas plásticos del Estado como Francisco Toledo.
Toledo, uno de los mayores representantes de la cultura oaxaqueña a nivel internacional, creó varias piezas de arte para el hotel como el mosaico del suelo del comedor, también llamado Salón Azul.
Los artistas invitados – Rubén Leyva, José Villalobos, Luis Zárate, el colectivo Frijol y el propio Toledo, se encargaron cada uno de diseñar una suite bajo su criterio creativo. En total cinco suites de las 20 habitaciones de las que dispone Azul.
La presencia de Oaxaca, por su parte, se ve en las obras de Toledo, pero también en la fisonomía del propio edificio (casas-patio con suelos de baldosas y vigas de madera a la vista).
También en elementos de decoración tradicional como, por ejemplo, las alfombras de colores, las cuales conviven con los muebles más contemporáneos de Esrawe.
La cerámica y el color azul – en todas sus tonalidades posibles – son, sin duda, los protagonistas del hotel.
Las obras de Francisco Toledo están repartidas por todo el edificio, convirtiéndose el hotel en una galería de arte instantánea.
Para más información visiten: Hotel Azul Oaxaca, Esrawe
Vía: diarioDESIGN
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