domingo, 17 de abril de 2011

Federal Café en Barceloa de Barbara Appolloni




Federal es el nombre de una pequeña ciudad situada al norte de Nueva Gales del Sur, Australia. No hay mucho que hacer allí, más allá de soñar y ver caer la lluvia sobre sus calles tranquilas y la única cabina telefónica existente. Este oasis tranquilo es el que los propietarios del nuevo Federal Café han "importado" a una esquina del ensanche barcelonés. Un local con vocación in&out planificado por la arquitecta Barbara Appolloni.




                El Federal Café, planificado por Barbara Appolloni, supone una apuesta estética por traer al corazón de Barcelona el aire juvenil y fresco de los café-bistró de Australia. Sus propietarios, los australianos Christopher King y Tommy Tang, buscaban un espacio donde desayunar o tomar un café en la terraza al más puro estilo Sidney desde que, hace dos años, vendieron el Papa Bubble, una pequeña tienda de caramelos situada en el barrio gótico de la ciudad condal.

El resultado ha sido Federal Café, un café-bistró donde desayunar, merendar, tomar un tentempié a media tarde o una comida informal. La arquitecta Barbara Appollini fue la encargada de diseñar este espacio fresco, joven y abierto al exterior, donde poder disfrutar durante horas de un ambiente agradable.

"La reglamentación urbana prohibía alteraciones en la fachada en el edificio donde se ubica Federal Café, de mitad del siglo pasado", señala la arquitecta. Así, la fachada se restauró con una mínima intervención, conservando todas sus características y aberturas. Tan solo se rediseñaron los cerramientos, para optimizar la fluidez entre interior y exterior.

La solución elegida fue colocar dos bancos de obra en línea con la fachada y utilizar ventanas plegables que permiten una apertura total. El resultado es una completa visión del continuo ir y venir de la calle. Asimismo, los clientes pueden sentarse en estos bancos y "tomar" la calle. La cuidada distribución del local permite, además, que en los meses de más calor la corriente de aire generada actúe como elemento refrigerador natural.

Una barra adosada a la pared situada debajo de la escalera resalta la informalidad del espacio y, al mismo tiempo, es una solución imaginativa para optimizar los metros del local. Tanto la barra como la mesa de postres están realizadas en contrachapado recubierto con laminado plástico de distintos colores.

El espacio se ha distribuido en dos plantas; para adaptar las alturas y aprovecharlas al máximo se derribaron todos los forjados y paredes. Una escalera de hormigón, enconfrado in situ, y la doble altura guían la vista desde el fondo del local, donde se ubican la cocina y un pequeño patio, hasta las plantas superiores.

Quien busque intimidad puede encontrarla en la primera planta, de doble altura para aprovechar al máximo la luz natural que entra por sus cinco ventanas.

La terraza es otro de los hallazgos del nuevo local. Ubicada en el tejado, se ha planificado como un pequeño jardín urbano en la ciudad. Un efecto que se ha conseguido gracias a una jardinera continua que recorre buena parte del perímetro, aportando calidez e intimidad en los meses más fríos, y frescura en verano.

Vía: diarioDESIGN










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