Diseñado por Patricia Urquiola y situado en el centro de Barcelona, este impresionante hotel se erige como un monumento al diseño y al confort en medio de la ciudad. Un hotel muy cuidado y con un gusto exquisito, lleno de detalles y en el que cada estancia le parecerá distinta y más bonita que la anterior.
Desde la azotea se pueden divisar todos los monumentos importantes de la ciudad como la Sagrada Familia, la Casa Batlló o la Torre Agbar. Está ubicado en la "Quinta avenida catalana" (el Paseo de Gracia) y muy cerca de las Ramblas, un enorme bulevar donde se concentra la vida en la ciudad con actuaciones espontáneas y puestos ambulantes.
Cuando accede al hotel por la fachada principal atraviesa por una espectacular pasarela que llama la atención por el juego de luces y la doble fachada desplazada que "tridimensionaliza" el espacio. Las habitaciones son muy acogedoras y el Bar Lounge es un antiguo banco donde se han conservado las cajas fuertes.
Lo más llamativo de este Mandarín Oriental, si es que se puede elegir algo, es el impresionante patio interior donde se sirve el desayuno. Recuerda a una gigantesca colmena elaborada con una exclusiva celosía blanca que envuelve el ambiente, en el que todos y cada uno de los muebles son un diseño. Una enorme alfombra de una sola pieza enmarca todo el espacio y la naturaleza viva es una pieza clave a la hora de conseguir esa atmósfera pacífica y de cuento.
Vía: Blog Homing
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