La mesa camilla era la más importante del salón hace décadas. Alrededor de ella se ha charlado, se ha reído y hasta se ha llorado. El calor que desprendía por el mero hecho de mantener a la familia unida, siempre mirándose a la cara, hizo que se convirtiera en el mueble más querido por todos. Hoy en día no es una pieza clave en nuestra decoración, aunque hay estilos como el rústico y el kitsch que cuentan con ella entre sus elementos más importantes.
Es un mueble muy personal, difícil de combinar con decoraciones modernas o más vanguardistas. No cabe en un estilo minimalista, a no ser que la recicles y la elijas en blanco.
La mesa camilla tiene sus seguidores y sus detractores, pero no deja de ser un elemento singular y sobre todo muy personal, que dice mucho de quien posee una.
Como mueble auxiliar es ideal. Puede hacer un rincón de lectura con una pequeña mesa y una bonita lámpara de época.
Los que defienden este mueble nos aconsejan que esté cubierta con una tela que arrastre 10 cm. del suelo, le dará más fuerza y vigor.
Es un mueble muy personal, difícil de combinar con decoraciones modernas o más vanguardistas. No cabe en un estilo minimalista, a no ser que la recicles y la elijas en blanco.
La mesa camilla tiene sus seguidores y sus detractores, pero no deja de ser un elemento singular y sobre todo muy personal, que dice mucho de quien posee una.
Como mueble auxiliar es ideal. Puede hacer un rincón de lectura con una pequeña mesa y una bonita lámpara de época.
Los que defienden este mueble nos aconsejan que esté cubierta con una tela que arrastre 10 cm. del suelo, le dará más fuerza y vigor.
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