jueves, 29 de abril de 2010

Cisternas empotradas


Está de moda el minimalismo en el baño y especialmente en los que son de pequeñas dimensiones, las cisternas se esconden en la pared para dar una mayor amplitud y conseguir una visibilidad mejor.

Las cisternas empotradas se reconocen porque se aprecia un pulsador en la pared. El cuerpo de la cisterna se oculta dentro de una pared de obra (ladrillo), es necesario abrir el hueco para empotrar la cisterna (hay que tener en cuenta que el grosor de la pared sea suficiente para albergar todo el equipamiento) o en una pared falsa de pladur que requiere una estructura ligera en la que enganchar el mecanismo. El grosor del aparato apenas supera los diez centímetros (los hay de menor tamaño).



Las cisternas para empotrar suelen estar hechas de una sola pieza para reducir el riesgo de fugas, si no fuera así habría que picar la pared para encontrarla. La mayoría de estos sistemas facilitan el acceso a los elementos internos a través del cajetín del pulsador.

Se pueden instalar tanto en inodoros de pie como suspendidos, con una sujeción oculta que garantiza estabilidad al aparato. Además, al almacenar hasta nueve litros de agua, es frecuente que el cuerpo esté protegido de un material islante, como el poliestireno expandido, para que no se produzcan condensaciones de agua en la pared. En cuanto al pulsador puede ser de descarga interrumpida o de doble descarga.

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