sábado, 12 de noviembre de 2011

Restaurante Morimoto en Filadelfia, 2001, por Karim Rashid

El Morimoto no es un restaurante tradicional japonés, está muy lejos de los espacios asépticos y minimalistas que los caracterizan, más bien parece un local en linea con el trend internacional, un ambiente dinámico, pensado para provocar una continua sorpresa.



Este restaurante es el fruto de la unión de Stephen Starr, ex productor de cine convertido en uno de los empresarios culinarios de mayor éxito de Filadelfia, gracias a sus seis concept-restaurants, con Karim Rashid, el diseñador neoyorkino de origen egipcio, que ha conquistado el mundo con objetos de diseño fluido y orgánico fruto del empleo de tecnologías digitales.

Karim Rashid ha sido definido como el diseñador más prolífico de su generación: en solo quince años de actividad, ha proyectado más de 800 productos, de los cuales 42 forman parte de las colecciones permanentes de los más conocidos museos del mundo.
El suyo es un diseño, que él define como "democrático", un intento de convertir, a través de los más modernos medios de diseño y de producción, los objetos de uso común en agradables experiencias sensoriales accesibles a todos.
Con el Restaurante Morimoto, primera experiencia de Rashid en la restauración, el diseñador ha podido realizar el mito modernista, del cual siempre ha estado fascinado, del proyecto integral de un espacio, de su configuración hasta el cuidado en los más pequeños detalles. Ha intentado dar forma al espíritu que hay detrás de los buscados platos de Masaharu Morimoto, el chef japonés que dirige el restaurante, conocido en todo el mundo por su cocina fusión-japonesa y por ser protagonista de la serie de televisión Iron Chef, la transmisión por satélite en la que los cocineros se desafían en competiciones culinarias como los samurais.
En el 273 de Chestnut Street, Morimoto se presenta con una fachada plástica: una simple curva, una ola levemente esbozada de cemento blanco que introduce en un ambiente único donde, en abierta secuencia se subsiguen la recepción, la zona con las mesas para comer, la barra del sushi bar y las cocinas abiertas a la sala. 
Encima de un altillo, al cual se accede desde una escalera metálica situada al lado de la recepción, ha sido situada una lounge room, pensada para los clientes VIP, que pueden cenar en un ambiente más recogido y tener, a través de las curvas sinuosas de las aberturas, desde arriba, una vista de conjunto del local.
La especial geometría del lugar (un rectángulo de 60 metros de largo, 7 de altura y de sólo 8 metros de ancho) no ha sido alterada por Rashid, que ha decidido envolver las paredes internas del restaurante con volúmenes suaves y orgánicos que contrastan con la rígida malla diseñada en el centro de la sala por los reservados de las mesas.
Utilizando el mismo proceso de modelización en el ordenador que usa para los muebles, Rashid ha proyectado paredes de estuco que se inflan en prominencias de más de 50 centimettos para formar una línea sinuosa que corre a media altura a lo largo de toda la longitud del restaurante. Mientras el techo, animado por una superficie ondulada realizada en bambú, así como los suelos, acentúa el dinamismo del espacio y da la sensación de encontrarse en el interior de un largo tunel pulsante.
Rashid ha reiventado el modelo tradicional japonés, que ve a los clientes comer todos juntos en largas mesas, proponiendo, en el centro de la sala, una sucesión de mesas de cuatro y de seis personas sentados según una rigida plantilla cartesiana, mientras que las dos paredes laterales están subrayadas por una fila de mesitas de dos asientos.  
Todas las mesas presentan reservados de cristal satinado iluminados por un sistema de LED que lentamente cambian de color y de intensidad, inundando con su luz difusa el cristal de las mesas y la piel blanca de las sillas expresamente diseñadas.
Esta nube de luz de colores, que va del cyan, al verde, al magenta, atravesando una paleta de seis colores, e integrada por la luz de tungsteno que sale hacia fuera por los hendiduras obtenidas en las decoraciones biomorfas de las paredes laterales.
Por último, la barra en forma de L del sushi bar cierra la larga perspectiva con la luz del cristal amarillo del que está compuesto y con los espectáculos de Morimoto, que realiza aquí sus famosos platos que deleitan la vista y el paladar de sus fans.

Aquí les dejo la web del restaurante: Restaurante Morimoto
Vía: Floor Nature

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