Es un material que tiene muchos usos en bricolaje y construcción de muebles, y de hecho, muchos muebles en kit lo incorporan en frontales de puertas, cajones, etc., sustituyendo al clásico cristal.
Aunque no es tan estable y puro como éste, resulta muy resistente, flexible y manejable, además de poder adquirirlo en centros de bricolaje y establecimientos especializados en plásticos en una amplia gama de colores.
Para cortar metacrilato podemos usar una sencilla sierra de calar, provista de una hoja de dientes finos (como las que se suelen utilizar para cortar contrachapado). La plancha acrílica ha de fijarse bien a la mesa o al banco con sargentos, y procederemos a serrarla despacio y sin forzar. Para taladrar el metacrilato emplearemos una broca bien afilada para vidrio, y si no disponemos de una, para madera. Tanto las hojas de la sierra como las brocas se recalientan mucho cuando actúan sobre el metacrilato, y para evitar que lo fundan deberemos parar y reiniciar de nuevo la máquina constantemente, aprovechando para meter la hoja o la broca en un bote con agua fría. Otra forma de cortar el metacrilato es empleando una herramienta multifunción con disco de corte.
Pegar metacrilato no es tarea fácil. El cloroformo se suele emplear para unir planchas, por ejemplo a la hora de fabricar acuarios; este líquido funde el plástico y crea una especie de soldadura. Pero para bricolaje es mejor ceñirnos a adhesivos más convencionales. El cianocrilato (pegamentos instantáneos) quema la superficie del plástico y la deja mate, por lo que es mejor emplear adhesivos transparentes de tipo epoxi (dos componentes). En bricolaje se pueden usar las planchas de metacrilato para realizar puertas correderas o abatibles para muebles (se les pueden acoplar bisagras de cazoleta especiales para puertas de cristal), estantes y baldas, compartimentos para cajones...Todo lo que nuestra imaginación nos sugiera.
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