Se trata de dos torres gemelas, ya que poseen la misma altura (82,3m) y poseen el mismo número de pisos, 26, estando además destinadas al mismo uso, residencias particulares. No obstante el arquitecto distribuyó los espacios interiores de distinta manera, de forma que el número de apartamentos resultantes fuese distinto en cada torre, conocidas en la ciudad como "glass houses". Además, en un ejercicio de puro estilismo, Mies van der Rohe dispuso las torres de manera perpendicular una respecto a la otra y creó junto a ambas un espacio a modo de plaza, pavimentado originariamente con mármol travertino.
Lo que hace verdaderamente interesantes a estas torres gemelas, es su propia estructura, establecida a base de una retícula de sustentación levantada en acero de color negro, según un módulo constante de 6,4 metros. El cierre exterior se realiza empleando exclusivamente cristal, de forma que tenemos aquí la plasmación del muro cortina, sin función sustentante alguna que tanto define a la arquitectura contemporánea. Y no hay ningún elemento complementario o decorativo más, lo que por otra parte cumple con la rigurosa normativa anti-incendios de Chicago, desarrollada a partir del incendio que arrasó la ciudad en 1871.
El proyecto se destaca por lo sintético y funcional, ideas que Mies desarrolló durante toda su vida. Estas torres constituyen una nueva forma de ver la vivienda. En la búsqueda del aprovechamiento del espacio y evitar el derroche de metros cuadrados, el arquitecto proyectó lavaderos comunes, reduciendo el espacio destinado a los baños y cocinas. También integró el comedor de diario con la sala de estar, generando un espacio común más amplio. Además beneficiado por el diseño de su fachada, todos los espacios dentro del apartamento cuentan con un gran ingreso de luz natural.
La construcción del conjunto llegó a su término en 1951, casi tres años después de que hubiesen comenzado las obras. En un primer momento las torres no recibieron ni el aplauso de la crítica ni el del público. Sin embargo en pocos años estos edificios, que hoy pueden parecernos de media altura) alcanzaron el valor de prototipo del rascacielos de acero y cristal.
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