Las paredes de la vivienda, que se han dejado desnudas de cara a la interacción de la luz y la sombra, se humanizan con un leit-motiv verde, inspirado por el amor de los propietarios por los viajes. Además, los muebles a medida, realizados por artesanos locales, se presentan como sencillos volúmenes de madera y tonos blancos que evocan lo natural y lo minimalista. Materiales robustos pero lujosos, aptos para niños y mascotas, visten los interiores.
Un diseño con pasado, presente y futuro.
El corazón de la casa, un espacio de concepto diáfano, lo ocupan el comedor y la cocina, cuyo pasillo de entrada se transformó en una despensa multiusos con el refrigerador y congelador integrados. Las encimeras, elegidas para que combinaran con los alféizares de piedra de las ventanas originales, ofrecen una amplia superficie de trabajo y, asimismo, sirven de buffet a la zona del comedor. En esta estancia, explica la diseñadora, una mesa hecha a medida y un estante volado “proporcionan un lienzo neutral para las veladas, mientras que las sillas de mediados de siglo y un arreglo floral seco de un artista local de ikebana agregan un toque neutral”.
En el vestíbulo, un nicho en la esquina presenta la escultura de cerámica Gato Assanhado (Gato Silbante), de la firma de cerámica portuguesa Bordallo Pinheiro, y un espejo a medida refleja las puertas dobles de una sala de estar configurada para trabajar y relajarse, con un escritorio y una cajonera para lo primero, y un amplio sofá y sillones para lo segundo. Un aparador de madera vintage y los toques finales, provenientes de los mercados de pulgas portugueses, impregan este espacio con un carisma local.
Para más información visiten: Lola Cwikowski
no quedaria mejor con una mesita estrecha?
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