martes, 18 de septiembre de 2018

Dando Leña por Cristina Moya Arquitecta

Proyecto de interiorismo en el que trabajaron conjuntamente con el diseñador Xavier Salvador.
El primer reto de este proyecto era abordar la geometría del local, que se presentaba con una proporción rectangular excesivamente alargada, estrecho y muy largo, un túnel sin salida. La intención del proyecto era romper el espacio a lo largo, creando distintos ambientes, de forma que el espacio quedara partido visualmente, eliminando esa sensación de profundidad.
Por otro lado, el proyecto parte de la premisa de que el restaurante ofrecerá a los clientes una cocina de brasas reinventadas. Una cocción tradicional que busca modernizarse.
Con estas premisas nace la idea del proyecto, de buscar materiales tradicionales asociados a la idea de brasas para crear los distintos espacios. Inspirados por nuestra tierra y nuestra tradición, se piensa en las barbacoas tradicionales hechas con ladrillo refractario por su resistencia a las altas temperaturas. El ladrillo de color terracota, rojizo, en una alusión también al fuego. En este caso, la intención fue de reinventar también este material tradicional, jugando con distintas piezas cerámicas y dándole una vuelta a la forma de colocarlo, poniéndolo de canto, de forma las piezas cerámicas nos darán textura, geometría y profundidad a los paramentos.
Otro elemento asociado a las brasas, es el carbón, que se materializa en el local en madera teñida de negro. Con estos dos materiales se juega para crear distintas espacios dentro del local. La intención del proyecto es generar un espacio más luminoso y atractivo en la entrada, donde se coloca el material cerámico. Mientras que al adentrarnos en el local el espacio se va oscureciendo con la madera negra para hacerse más íntimo y se va perdiendo en la profundidad.
Ambos materiales se solapan en un punto intermedio que funciona como nexo de unión de ambos ambientes. Se genera un punto de luz, quiere ser el centro de atención. La barra que se reviste de azulejo blanco en contraste con el rojizo y negro de los espacios colindantes. Sobre la barra se coloca un botellero descolgado revestido con piezas de celosía cerámica huecas en color terracota excepto algunas que van lacadas en blanco y en negro para simbolizar que es el punto de unión de los espacios. Es en este punto donde se ubica una mesa alta, que resalta en el espacio y le otorga protagonismo y dinamismo.En la salida de cocina en el fondo, se hace un guiño a la barra colocando una estantería con la misma celosía.
Para rematar el proyecto, darle frescura y otorgarle vida, se colocan mallas de plantas colgadas del techo que funcionarán como grandes luminarias, y sirven como elemento unificador de todo el local, repitiéndose en todos los ambientes. La idea era la de evocar una barbacoa en el campo. El proyecto pretende recoger, envolver al cliente en un ambiente cálido y a la vez fresco. Priman en el proyecto la sencillez, la transparencia y la sinceridad constructiva.

Para más información visiten: Cristina Moya








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