Uno de los desafíos fue el de mantener la generosa iluminación natural y proporcionar a los espacios interiores la privacidad necesaria, ya que la clínica está ubicada en un local en esquina y abierta al exterior a través de sus dos fachadas. Con tal fin, se utilizó como cerramiento un perfil de vidrio tipo U Glass, con un acabado arenado translúcido, en aquellos espacios donde se requería mayor privacidad, y con un acabado transparente, en las zonas de carácter público. Este tipo de cristal también permitió crear una caja de luz en la fachada.
La clínica se organizó a partir de un vestíbulo de acceso-recepción y sala de espera, aprovechando la forma en L del local. En uno de los brazos, se ubicaron los boxes de consulta y, en el otro, el taller-almacén, un baño para los pacientes y otro para el personal de la clínica. Explica el estudio que “la disposición, los materiales, texturas y colores confieren al conjunto una apariencia diáfana y transparente que lo integra todo de un modo tranquilo”, un aspecto importante que, en muchas ocasiones, no se tiene en cuenta en establecimientos médicos.
A esta integración y equilibrio, contribuye la paleta cromática de tonos claros, mayoritariamente blancos, que unifica los acabados de paredes, pavimentos, carpinterías y equipamientos. El mobiliario, diseñado a medida por el estudio de arquitectura interior, es de tablero de madera marino, acabado en formica también de color blanco. Un tono que se extiende al pavimento de hormigón natural blanco.
La iluminación de la clínica se realizó a través de los paramentos de cristal y de diferentes tipos de lámparas: luminarias lineales de LEDs y puntuales -tipo down light de luz cálida- que se combinan con lámparas decorativas suspendidas de los falsos techos en las distintas salas.
Para más información visiten: Estudi d’Arquitectura Interior Maite Prats
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