Partiendo de la premisa de lograr un restaurante inclusivo, una de las consideraciones determinantes del proyecto fue la necesidad de anticipar espacios dedicados para públicos con requerimientos específicos. Así, el comedor interior se dividió en tres áreas: privados, salón central y comedor familiar, que aunque no son espacios confinados uno de otro por muros sólidos, se distinguen por cambios de nivel, cambios de materiales, y dotación de infraestructura. 
El área familiar, ubicada en el extremo sur y alzada con respecto del nivel del salón central, se encuentra junto a un salón de juegos. El área de privados, al extremo norte del local y también sobre una plataforma alzada, está diseñada para alojar eventos privados y corporativos de diferentes escalas. Se trata de un espacio modulable mediante cortinas textiles retráctiles y dotado de equipo multimedia. Por último, el salón central, que a diferencia de los dos espacios en los extremos se encuentra a nivel del pasillo de la plaza, alberga como distintivo un conjunto de cuatro mesas rectangulares empotradas al suelo sobre bases giratorias, que pueden configurarse para formar una mesa larga y servir eventos casuales como cenas maridajes. 
El área exterior de terraza está pensada para un público muy amplio y es el recinto ideal para reuniones informales. Este espacio goza de ventilación natural cruzada, además de luz natural generosa que se filtra a través de un emparrillado de madera bajo una cubierta de vidrio opacado. Un módulo de barra divide el espacio bajo la cubierta dejando un comedor amplio de un lado y una franja de mesas con mayor privacidad del otro. El área más grande de la terraza se divide a su vez en regiones de mesas que confluyen alrededor de cuatro árboles Jaboticabos.
Con el fin de imbuir al local la identidad estética que la empresa ha consolidado a lo largo de más de 20 años de historia, el diseño buscó extraer los elementos materiales más representativos del concepto original. La textura burda de diversos materiales en su estado natural es una constante en el restaurante, como se aprecia en los muros de ladrillo, los pisos de piedra de recinto y las carpinterías en su mayoría recicladas. La expresión de textura rústica a través de un lenguaje contemporáneo es análoga a la cocina del restaurante que rescata recetas mexicanas tradicionales y las transporta a un contexto actual.
Para más información visiten: LOA León Orraca Arquitectos, Restaurante La Tequila
No hay comentarios:
Publicar un comentario