Éste es un proyecto para un single enamorado del diseño y del barrio de Sant Antoni, una de las zonas más cool y codiciadas del centro de Barcelona. Y también para sus bicis, ya que el deporte y, en concreto, el ciclismo constituye una de su grandes aficiones. Un proyecto en el que era vital un nueva distribución de los espacios, ordenar y priorizar funciones y realizar una sabia y esencial selección de mobiliario, tan noble como elegante. Todo ello ha sido magistralmente ejecutado por el equipo de CaSA (Colombo y Serboli arquitectura).
El punto de partida era un apartamento de 75 metros cuadrados + 3,5 de terraza, antiguo, oscuro y muy subdivido, una tipología habitacional muy típica en este barrio de fincas antiguas.
“Se necesitaban grandes refuerzos estructurales, ya que la mayoría de las vigas estaban afectadas, todos los refuerzos metálicos estaban ocultos” señalan los arquitectos.
Junto a la puerta de entrada, encontramos una de las soluciones estrella de la nueva vivienda: un track doble para bicicletas creado a partir de una estructura de tubos metálicos, muy decorativa.
Y para mayor practicidad, tras estas estructuras de color negro, los azulejos grises protegen la pared de la suciedad. Otro truco de los autores en busca de mayor amplitud ha sido continuar lo revestimientos de porcelana de 60x60cm en la cocina reduciéndose a un formato de 30x30cm en el espacio de baño contiguo y hasta alcanzar un tamaño menor de 10x10cm en la ducha. Este juego de medidas en el mismo material aporta continuidad espacial a las superficies de todo un lateral del proyecto.
El objetivo prioritario pasaba por crear espacios abiertos y dos dormitorios con una gran zona de día que permitiese recibir amigos.
En la zona de día, la ligereza y pretendido espíritu outdoor se ha conseguido con la elección de piezas de la firma Kettal (como la butaca Basket y las mesas bajas Mesh y Riva) junto al sofá Costura de Stua, acompañadas de plantas que le dan mucha vida. Una gran macetero cuadrado, personalizado por la artista Zaida Sabatés con un efecto terrazo, al igual que la mesa de comedor con pie dorado, de Pedrali, regala un punto sofisticado al interiorismo. A ello contribuyen las cortinas efecto terciopelo de Chivasso.
La pequeña terraza, que previamente había sido cerrada y transformada en baños y espacios de lavandería por el bloqueo de una ventana, ahora restaurada. Una de las dos ventanas ha sido reabierta y el balcón recobrado, aportando mucha más luz al interior.
En el balcón se ha creado una escueta y sencilla zona de relax con un candelabro Objects de Kettal y cojines de Marimekko.
Junto a esta mini terraza chillout se ha abierto una ventana cuadrada que comunica con la parte trasera del espejo suspendido del cuarto de baño.
Dos estructuras gemelas de tubos negros, uno a cada lado de la pared, permiten que las plantas escalen alrededor de la abertura cuadrada en el lado exterior, mientras que en el lado del baño suspenden el espejo colgante del lavamanos. Los interruptores negros son de la serie LS Zero de Jung.
El baño se ha equipado con una mampara de cristal a medida y griferias negras a juego. El inodoro es el modelo Tonic 2 de Ideal Standard.
La cocina está abierta al espacio habitable, levantada en un escalón como el área del baño, y sus muebles también son negros. De nuevo, aquí, los autores han buscado la máxima continuidad visual.
En la barra, taburetes de Pastoe, y accesorios Craft de Normann Copenhagen.
El extractor está escondido en la caída de techo falso. Y una pequeña estantería revestida de azulejos oculta una luz adicional.
El acceso a los dormitorios, principal y de huéspedes es a través de dos puertas dobles con molduras, conservadas en su lugar original y restauradas.
Las habitaciones son luminosas y ventiladas, con los mismos pisos de madera de roble natural, de Winco, que en la sala de estar.
En el dormitorio principal, muy esencial, cama, de Habitat y lámpara de techo Wireflow, de Vibia.
Para más información visiten: Colombo and Serboli Architecture
Vía: diarioDESIGN
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